Capítulo 19: ¿Por qué lo hice?

60 7 17
                                    

Continúo caminando por las calles, preguntándome qué fue lo que habrá sucedido hace unos momentos.

Es que simplemente no lo entiendo, no tiene sentido.

Demás está decir que no me siento culpable. ¿Debería sentirme culpable por matar a un desperdicio de basura como ese? Sinceramente, no lo creo.

No llorarán por él, ni yo ni nadie.

Y aunque hubiese gente que llore en su funeral... bueno, tampoco es como que eso me haya detenido en otras ocasiones.

Da igual.

Pero sigo sin entender ¿por qué lo hice?

¿Por qué actué de esa forma tan errática? ¿Por qué me enojó tanto que hablaran mal de Ethan?

Ya tendré tiempo para pensar en eso en otro momento, por ahora tengo asuntos más importantes que atender.

En lo que llego a mi casa, lo primero que hago es entrar a mi habitación y arrojar la carpeta sobre mi escritorio.

Me siento y comienzo a echarle un vistazo. Muy interesante, Ethan está muy lejos de ser una persona normal.

Suspiro.

Ay, Ethan, te va a tocar pasarla mal.

Me quito la camisa, el pantalón y el bóxer, y me lanzo a la cama.

Cierro los ojos un momento.

Ay, Ethan, ¿qué tienes que llamas tanto mi atención?

...

Ethan

Abro los ojos.

Como es costumbre, la luz que entra por la ventana me molesta los ojos, por lo que tengo que parpadear varias veces para acostumbrarme.

Ayer dormí bastante, mejor de lo que suelo hacerlo realmente.

Sigue así, Ethan, un paso fuera del manicomio.

Sonrío con ironía, ¡Dios bendiga el humor negro!

Me levanto de la cama y me dirijo al baño de mi habitación.

Abro la puerta y me dirijo al espejo. Lo que veo en él no me sorprende: ojeras, las malditas ojeras que empezaron a salirme porque no duermo bien.

Odia estás malditas ojeras, ¿por qué? Porque son un recordatorio de que no duermo bien, que mi mente no funciona del todo bien, que yo no estoy bien.

La mayor parte del tiempo no son un problema, con un poco de corrector basta para ocultarlas, pero tarde o temprano tengo que quitarme el corrector de la cara, ya sea cuando me baño o si me baño la cara, y ahí es dónde empieza el puto problema.

Ver esas ojeras no sólo me molesta porque son el recuerdo de que no estoy bien, si no porque la única forma de desaparecer las, o al menos reducirlas un poco, es dormir, cosa que últimamente se me una tarea imposible por culpa de... adivinen quién.

Sí, Aiden. Últimamente no duermo correctamente por la preocupación que me genera el infeliz de ojos bi color desde que llegó a Charlestone, y estas ojeras son el recordatorio del poder que tiene el muy maldito en mí.

Y eso me hace enojar.

No, decir que me hace enojar es poco, me enfurece, demasiado.

Miro fijamente mi reflejo y cientos de emociones me atacan a la vez: ira, rabia, frustración, asco.

Todo me golpea al mismo tiempo, provocándome una sensación indescriptible, que es todo menos bonito.

Aprieto los dientes con furia, al mismo tiempo que empiezo a respirar de manera acelerada y aprieto el lavamanos con fuerza.

AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora