Han pasado ya tres años desde la última vez que fui capaz de verlo directamente a los ojos, recordar aquella época es arrepentirme de mis miedos, de lo cobarde que fui y del daño que hice al tomar ciertas decisiones. Sé que él querría que no me culpara, pero.. ¿cómo no hacerlo?
Esa noche había regresado a casa envuelto en lágrimas luego de que el pelinegro se me declarara. Lo había rechazado de la manera más asquerosa posible, aún tengo su sonrisa intacta en mi mente, recuerdo cómo sacó una caja de chocolates de su mochila y me las ofreció, mi única reacción en ese momento fue tirarlas al suelo y pisarlas.
Su rostro se transformó de un momento a otro, sentí la vergüenza y tristeza acumularse en ella, pero a pesar de todo eso, no paré.— Jamás saldría con un chico, piérdete, idiota.— solté con total desdén.
Aquellas palabras sonaron como si todo el tiempo por el que pasamos hubiera sido un chiste, y si para mi dolió, no me imagino cómo habrá sido para él.
Por mi mente pasaron todas esas tardes en las que nos poniamos a jugar videojuegos, cuando salíamos a pasear conformándonos con la presencia del otro, cuando teníamos pequeños roces sin llegar a más, todo había sido perfecto... pero lo arruiné por el temor a mis padres. Nunca se lo conté, nunca fui capaz de decirle lo que ellos creían sobre este sentimiento que se asentaba en el fondo de mi corazón y que se negaba a salir por más que quisiese.
— Si fueras homosexual, realmente me decepcionaría.— tantas veces escuché esas malditas palabras por parte de ambos. Nunca lo supieron y es por eso que con Jungkook no iba a ser la excepción, pero dolió, dolió como si me arrancaran un pedazo de mi ser. Nunca pensé que lo nuestro llegaría tan lejos pero lo hizo.
Ese mismo año, terminé mi carrera universitaria y dejé mi hogar no sin antes decirles a mis padres sobre lo que una vez sentí, nunca dije la palabra porque creo que no debo encasillarme en un nombre para ser libre. Simplemente me enamoré de él, no porque sea hombre o mujer, sino por cómo me trató, por ser quien era conmigo.
Sonreí una última vez a la foto que tenía en manos y la guardé nuevamente en la caja que yacía al fondo de mi armario. Por alguna razón, cada vez que me sentía triste o cansado, veía aquellas imágenes, me sentía tranquilo a pesar de las lágrimas que caían por mis mejillas porque a pesar de todo eso, a pesar del dolor que mi corazón sentía, aún podía presenciar un cálido sentimiento.
Intenté volverme a enamorar tantas veces pero fue imposible, no importaba a cuantas citas a ciegas fuera, no había ninguna persona que me hiciera sentir de esa manera así que simplemente dejé de buscar. Si sucedía, sucedía; y si no, no.
— Debo distraerme.— mencioné para mi mismo mientras prendía mi laptop para ver las recientes reseñas sobre mi último libro. Al menos al final del día pude cumplir uno de mis sueños.
Cuando me gradué de administración, trabajé por unos meses en una oficina hasta que me harté y con el dinero que había ahorrado, me compré un mini departamento y me las arreglé para entrar a algunos concursos de literatura hasta que decidí dar un paso más y lancé mi primer libro How to love you?, trataba sobre mi historia con Jungkook.
Es gracioso como esa vez fui a una editorial y aceptaron mi manuscrito y en menos de dos meses ya tenía todo listo para lanzarlo, hubo muchas críticas buenas como malas pero esa era la vida real de un escritor y me tenía que acostumbrar. Todo esto había sucedido hace ya un año y para ser sincero, me había vuelto muy popular que incluso mis ingresos aumentaron un montón por lo que pude comprarme un mejor lugar donde vivir.
Además era agradable porque nadie me reconocía por el mismo hecho de que siempre usé un seudónimo para participar e incluso para mi primer libro tuve que firmar un contrato donde mi identidad se mantenía en secreto por razones personales. Para ser sincero, no quería convertirme en un personaje público, lo que le hice a Jungkook siempre me perseguía y sentía que no podía ser alguien sin saber si él había salido adelante.
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kookmin os | ¿cómo olvidarte?
FanfictionLo humilló, le dio a entender que todo había sido un maldito juego cuando no era así. Jimin vive atormentado creyendo que lo que hizo no tiene reparo, pero si se vuelven a encontrar, ¿se volverán a decir adiós?