¿Adiós?

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Llegué a casa después de una tarde de compras con mis amigas.
Mis padres estaban en el salón, hablando de sus cosas. Entré, saludé y me fui a mi habitación.
Tampoco era nada del otro mundo, tenía una cama, un armario y un escritorio. Pero con lo poco que tenia a mi me encantaba.

Decidí coger el ordenador y ver que pasaba en las redes sociales.
De pronto, mi madre tocó la puerta.
La notaba preocupada y cansada.

-¿Sí?- le dije preocupada al ver su cara.
-Irene cariño, tengo que decirte algo... Nos vamos a ir de aquí, iremos a Londres.
-De vacaciones, no?
-No, para siempre.
Me quedé en blanco, no sabia que decir y las lágrimas empezaron a asomar.
-No nos podemos ir, que pasará con el instituto?,¿que pasará con mis amigos?-dije intentando aguantar los llantos.
-Cielo, irás a un instituto nuevo y harás muchos más amigos.-dijo ella intentado consolarme pero sin éxito.

¿Ahora que? Se acabaron los 16 años en Valencia... Se acabaron las noches con amigos, las noches de cine, bolera y McDonald's, los recuerdos... Se acabó todo.

-Mamá, yo no me quiero ir.
-Ya lo se, tampoco es fácil para mi...
La miré a los ojos y nos abrazamos, ninguna dijo palabra.

La mañana siguiente se lo tenia que decir a mis amigos. No me atrevía. Cuando los vi a todos, supe que los iba a echar de menos así que esta vez les di un gran abrazo a cada uno, no pude evitarlo.
Nos sentamos en un banco del paseo marítimo. Cuando pensé que era el momento oportuno lo solté.

-Chicos, os quiero mucho, cada uno de vosotros sois como hermanos para mi. Estos 16 años juntos han sido geniales... Pero me tengo que ir, iré a Londres y me temo que será para siempre.

Alba, que estaba a mi lado me miró, llorando y dijo:
-Entonces, ¿adiós?
Sobraron las palabras, agaché la mirada un momento, nos abrazamos todos, llorando, mientras la gente que pasaba nos miraba.

Los miré a cada uno de ellos a los ojos y notaba como mi corazón se rompía en pedazos al tener que dejarlos.

Tenía que irme, intentaba no mirar hacia atrás para no verlos tristes. No paré de caminar y caminar hasta llegar a mi casa.

Al fin y al cabo al irme a Londres dejaba a todos mis hermanos. Es cierto que soy hija única, pero ellos fueron mis hermanos. Al principio eran 3 y con el tiempo se convirtieron en 7.
Eran, son y serán los mejor amigos que jamás pude pedir.
Y aún que me fuera a 686 kilómetros de ellos siempre me quedarán los recuerdos y los buenos momentos vividos.
-Gracias chicos.-susurré.

***

Escuché mucho ruido así que decidí levantarme. Miré por la ventana y era el camión de la mudanza, mis padres se estaban asegurando de que estaba todo listo.

Miré mi habitación y nunca había estado tan vacía. Era triste.

Me dirigí hacia la cocina, para desayunar, no me apetecía arreglarme antes.
Cada paso que daba era como dejar un recuerdo atrás. Pero ver aquel camión hizo que me diera cuenta de que todo esto era real.
Abrí la puerta de la nevera en busca de algo para comer. Aún que no me apetecía nada, seguí mirando la nevera un minuto más.

Una vez lavada la cara decidí lavarme los dientes, ponerme crema y desodorante, vestirme y ponerme pintalabios.

Pasé toda la mañana sentada mirando la ventana de mi cuarto. Mirando como se llenaba el camión.

Ya era hora de irnos, y estaba decidida a irme hasta que vi a todos mis amigos en la puerta de casa.
Ahí supe que mi vida estaba aquí y tras despedirme de todos, subí al coche y me quedé diciendo adiós con la mano hasta ver desaparecer sus siluetas.
Fue ahí entonces cuando me puse los cascos y dejé que las lágrimas (con un 30% de rimel) recorrieran mi cara hasta quedarme dormida.

Me levante y ya estábamos embarcando, ahora sí, empezaba una nueva aventura.

Me dirigía hacia lo desconocido.

¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora