HELL ABOVE 2. (Tom Kaulitz)

1- 28 de diciembre.

- Está bien, niñita. Aquí no funciona eso de poli bueno y poli malo. Ambos somos malos, así que más te vale contarlo todo -

Estaba sentada en una sala pequeña; delante, una mesa de acero. La luz blanca de una lámpara me daba de pleno en la cara y me obligaba a entrecerrar los ojos.

- Jackson, cálmate - dijo la mujer policía al otro. - Debes contarnos todo lo que sepas sobre Tom Kaulitz. Da igual las horas que estemos aquí -

- Está bien - contesté sin más reparos. A fin de cuentas estaba muerto y, por lo poco que sabía, demasiado daño había hecho ya como para encima no colaborar.

- ¿Cuál era tu relación con el difunto? - preguntó fríamente.

- ¿Difunto? - sabía que ese balazo le había quitado la vida, pero me negaba a creerlo. Sabía que estaba muerto, pero aun así quise dudar para que me dijeran de que se trataba de una broma.

- Le han metido un disparo entre ceja y ceja, ¿esperabas que estuviera vivo? - contestó Jackson. - Ese hijo de puta por fin tiene lo que merece -

No pude más. Había sido fuerte con la muerte de Bill y lo estaba siendo con la de Tom, pero esa falta de tacto del policía me hizo soltar la pena que llevaba dentro y empezar a llorar como si no hubiera mañana.

- ¡JACKSON! ¿Es que no puedes tener algo de tacto? - la mujer se echó las manos a la cabeza.

- ¡Ese tío era un asesino! -

- Ahora no podremos interrogarla hasta mañana... La acusada está indispuesta, genial. ¿Tú sabes la de trabajo que hay que hacer? -

- Señor Jackson - alguien abrió la puerta - Hemos encontrado una prueba interesante en la bolsa - dijo mostrando mi diario.

- ¿Qué es esto? - preguntó quitándole la libreta de las manos. - Vaya, parece un diario... Decimoctavo cumpleaños... - empezó a leer.

- Ahí está toda la información que queréis - dije como pude entre hipo y sollozos, del ataque de ansiedad que estaba pasando.

- ¿Todo? - Jackson alzó una ceja mientras me miraba.

- Todo -

- Está bien. Edward, llévala a su celda. -

28 de Diciembre. Hoy es mi decimoctavo cumpleaños y, al ser ya mayor, mi último día en este orfanato de mala muerte.

Llevo 18 años aquí. Encerrada con las monjas, viendo ir y venir a niños y niñas. Personas que la vida les da una segunda oportunidad mientras que a mi... Me las quitan.