Desde los campos que recorrían la hermosa y plácida tierra de Räeh, hay una historia que es interesante de contar...
Hace ya muchos tiempo, cuando la tierra apenas era labrada por el hombre, existían criaturas míticas llamadas Dragones, criaturas de inmenso poder destructivo que solo buscaban su lugar en el mundo, todos de naturaleza pacifica y obediente, y con personalidades variopintas, convivieron con los hombres y les ayudaban a cultivar, arar, cosechar y cuidar a sus seres queridos, incluso hablaban con los hombres y compartían sus sentimientos con ellos, pero el hombre en su ambición los uso para conquistar grandes extensiones de mundo y oprimir a los débiles.
Entonces los Dragones entendieron la maldad de los humanos y se alejaron de ellos, rugieron todos al unisono y desgarraron sus gargantas quedando mudos y privando de sus voces a los humanos, destruyendo los reinos que ayudaron a crear, los Reyes les declararon la guerra y se dedicaron a crear una orden que los exterminara; así nacieron los Paladines Mata Dragones, los mas experimentados y fieros guerreros que sobrevivieron a los primeros ataques de los Reyes ambiciosos.
La guerra comenzó. Tanto humanos como Dragones caían. Era triste ver como 2 criaturas que en el pasado se ayudaban mutuamente, terminaran destruyéndose unas a otras, fue tal la desesperación que incluso los aldeanos intentaban hacer algo al respecto, como ellos no eran guerreros optaron por llevarle ofrendas de oro y comida a los dragones.
Los Dragones eran criaturas como los humanos, en pocas palabras, había Dragones buenos, malos, malhumorados, tristes, felices, serenos, agresivos, etc. Había Dragones que aceptaban las ofrendas y dejaban al pueblo es paz, había otros que calcinaban a los que ofrecían las ofrendas y destruían todo a su paso dejando un olor a azufre, ceniza y muerte, otros que ni siquiera participaron en la guerra y se escondieron en cuevas para evitar los conflictos.
Pero esta guerra no trajo mas que desolación a este hermoso mundo; los Dragones se cansaron de pelear y ver en lo que se había convertido el mundo, un grupo de ellos, Dragones con un rango exageradamente fuerte, decidieron sacrificarse para regresar la belleza al mundo y acabar con la guerra.
Aun así los humanos no perdonaron a los Dragones y siguieron cazándolos.