BROWNIE I

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        ─ ¡Ya sé qué quiero! ─pegó al aire con un grito casi infantil.

        ─ ¿Cariño?

        ─ Ya sé qué quiero. ─respondió sin salir de su mundo. ─quiero un brownie.

        ─ Cariño, ¿recuerdas que ya me habías pedido un queque? ─pregunté con la duda por si lo hacía debido a sus usuales bromas o por sus olvidos producto de su falta de atención. 

        Pero, a pocos segundos, mi rostro de sorpresa cambió para esbozar una sonrisa al saber qué era lo que estaba sucediendo y qué era lo siguiente que ella diría. O tramaría.

        ─ Amor... pero... pero ahora quiero mi brownie ─insistió.

        ─ Pero ya he comprado lo que necesito para el queque, cariño ─repliqué intentando persuadirla.

          ─ Amor... ─No se daría por vencida.

        Cada vez que deseaba algo y no lo obtenía a la primera, una expresión tan ágil y de niña tierna acudía inmediatamente para adornar su rostro en el acto como una estrategia a lo que sabía que no me podría negar. 

        ─ Es tu última decisión, señorita ─dije en tono sentenciador─. ¿queque o brownie?

        ─ ¿Puede ser los dos?

        No lo aprecié con broma, por lo que lancé sin apreciar un suspiro y tomé mi billetera para calcular en todo lo que gastaría, sin embargo, una risita que rezaba más al silencio me detuvo en señal de que mi inocencia no tenía límites.

        ─ Estoy bromeándote, amor ─dijo con ojos brillantes. Como una felina que se divertía al jugar con su víctima.

        En ese instante, se levantó de su cómodo asiento para posarse sobre mis piernas y tomarme del rostro. Su falda cedió al abrirse caprichosamente permitiendo que nuestras piernas desnudas rozasen entre sí y causaran una estática que ni los más tenaces rayos de la serranía pudieron haber causado en mil años. Y mientras me miraba fijamente a los ojos logró, casi sin más, hacerme dimitir de mi actitud como juez para cederle la última palabra a sus labios que, ya no como estrategia sino como estocada final, me besaron. La electricidad que generamos inundó mis nervios paralizando mi cuerpo y engulléndolo en un gozo total al que no podía resistirme. De esa forma no. Jamás.

        ─ ¿Entonces brownie?

        ─ Brownie será, cariño ─susurré.

        Una sonrisa se asomó a su rostro a la vez que acomodaba su cabello y saboreaba su victoria, yo, en cambio, inamovible y con la mirada fija en sus ojos quedé aún sedado con aquella explosión de ternura y picardía que sus besos habían esparcido sobre mi boca y que habían llegado para hacer un nado sincronizado sobre mi cerebro. Siempre había sido una chica con conductas que rayaban entre lo excéntrico y lo frágil, y, aunque la mayor parte del tiempo mostraba su lado cándido, seguía siendo ese tipo de mujeres con las que uno no quisiera nunca desafiar. La tomé por la cintura apenas me recuperé de aquella espesa hipnosis, y avancé hasta llevarla bajo mi pecho y ahora dominar el campo de batalla con afilados besos y caricias insolentes. Siempre encontraba placer cuando rozaba con las yemas de mis dedos las curvaturas de su cintura, y al resultarme tan tentador la exploración de un terreno casi cataclísmico, lo único que podía salvarme de una hoguera infernal de erotismo y desesperación era su indisposición.

        De un momento a otro, nos encontrábamos mirándonos fijamente, sumergidos, como si una burbuja nos hubiese devorado aislándonos del sonido y de la realidad y del exterior, en un espacio donde solo existíamos los dos. De pronto, una voz áspera y seca que parecía haber reposado por días, disparó contra el silencio explosionando nuestra burbuja de complicidad.

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⏰ Last updated: Oct 21, 2021 ⏰

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