1 ESPERA EN LA ESTACIÓN DERECHO

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Alelí D'Amato, Marta Shawshak, Lola Puchemo, Lola Melero, Lola Hanke, Mentira Massieu, Limona Schmidler, Hectora Sánchez, Violance Papalet, Bárbara Guananqui y Rocío Casadella cursan en un secundario internado: el Carlos Pellegrini de Magia y Hechicería.

El Pellegrini es la escuela más famosa y prestigiosa de magia, hace más de 200 años, fundada hace 700. Queda en un castillo enorme, en una isla, al sur de Argentina. Pero, hasta llegar allí, tienen un viaje de dos días en tren, partiendo de la estación Derecho de Bruja, en las afueras de Nueva Resurrección, la capital de Argentina mágica.

Ellas están por comenzar su tercer año del Pelle. Tienen 14 y 15 años; algunas van a cumplir sus 16 durante la cursada.

En la entrada de la estación, se despiden de sus familiares que no volverán a ver hasta fin de año.

Empecemos por Alelí y Marta, que vinieron juntas, porque sus familias son amigas desde hace mucho. Sus madres iban al Pelle cuando eran chicas, y son amigas desde ese entonces. Por lo que Marta y Alelí crecieron juntas.

Ambas son pibas tranquilas, perfil bajo. Salvo porque Marta es la "ávatar" argentina. El "ávatar" es una figura pública de larga tradición mágica, es como el representante nacional desde el lado místico y espiritual. Y Marta es la única persona en Argentina capaz de ver y hablar con espíritus.

Más allá de esa complejidad, Marta es una chica callada, de mirada simpática, piel pálida, ojos de cristal y una gran maraña de pelos negros. Mientras que Alelí es mental y cauta; una chica rubia y flaca con ojitos tiernos de ciervita. Tiene el pelo largo y lacio, tipo Rapunzel, y siempre usa polleras largas, aunque sea verano.

Recorren los alrededores del andén cargando 3 valijas cada una, más sus escobas; el mínimo de equipaje para lo que va a ser el próximo de año de sus vidas.

—¡Alelííííííííííí! ¡Martaaaaaa! —Son interceptadas por la pequeñísima Lola Puchemo, que se abre paso entre la multitud como una ratita. Las saluda rápido, un beso en la mejilla a cada una, muá muá, y arranca a hablar. De entrada, las traslada a su ritmo, ritmo Puchemo: veloz, constante y eufórico. Sin darse cuenta, Marta y Alelí ya la están siguiendo por toda la estación en busca de las demás. Mientras ella les repite una y otra vez lo emocionada que está por empezar las clases.

Puchemo viene a ser la freaky del grupo. Es muy petisa, usa unos lentes chiquitos de marco fino, siempre lleva el pelo teñido de algún color llamativo (En este momento, turquesa), atado en dos rodetes y viste una pollera corta con medias largas ralladas. Parece una personajita de anime. Habla sin parar con su voz chillona, que muchos otros no aguantan, pero para Marta y Alelí es como música para sus oídos. Y para colmo, con ella está también su mascota hurona, Nausicaä, que les sigue los pasos. Alelí estornuda solo al verla.

—¿Ya te agarró alergia? Ufa che —le dice Puchemo sigue su parloteo —¿Qué onda, están manijas de empezar las clases? ¿Leyeron algo en el verano? ¿Qué series vieron? —. En un punto, Puchemo acomoda su palabrerío y se pone a hablar específicamente sobre el "carnaval de los muertos". Había estado leyendo mucho sobre el tema.

—Puede llegar a haber dragones, ¿sabían?

—¿Me estás jodiendo? Pensé que era solo en China eso —se sorprende Alelí.

—No, no. Este año van a pasar cerca del Pelle. Hay que estar preparadas. Yo estuve buscando la lista de precauciones. No trajeron nada para los rituales, ¿no?

—¿Qué rituales?

—Los de ofrendas, a los grandes demonios

—No vamos a hacer eso. Es muy conservador. —le responde Alelí

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