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Los ruidos que hacían el par de pequeños en la sala, distrajo a Sunghoon del partido de soccer que se trasmitía en la pantalla plana de la televisión. Les dio un vistazo a los mellizos y se dio cuenta que estos estaban a punto de iniciar una riña.

Taki siendo el mayor por tres minutos, por lo que tenía entendido, tomaba la mano de su hermano en un intento de recuperar el carrito de juguete, que exclamaba como suyo, pero Ni-ki no estaba mostrando indicio de querer ceder tan fácilmente, así que escondió el juguete entre sus manos protegiéndolo del alcance de Taki, quien, ante la acción, no dudo en tomar los cabellos castaños de su hermano y comenzar a jalonearlos.

Sunghoon los observaba pensando en si debería detenerlos o dejar que arreglaran sus problemas solos. Aunque no había forma de que los pequeños de cinco años llegaran a un acuerdo — y bueno el que parecía llevar la ventaja era Taki quien podía usar sus dos manos libremente, pero eso no fue impedimento para que ni-ki, no se defendiera. porque vio claramente como este incrustada sus dientes en el brazo del contrario a pesar de que recién estuviera naciéndole los dientes delanteros después de que mudaran.

1... 2... 3....

Contó internamente para que se diera inicio al cántico de llanto que soltó Taki por toda la casa. No fue mucho tiempo antes de que las fuertes pisadas del piso de arriba se escucharan ya cerca de la sala y que por el umbral saliera su hermana Mina, con una expresión de preocupación que lo hizo llevar su mirada a uno de sus hijos.

— ¿qué sucedió? — preguntó acercándose a Taki que no desaprovechó la oportunidad para encenderse entre las piernas de su progenitora y apuntar a su hermano con una mirada acusatoria —¡Nashi me mordió!

Mina miro con desaprobación a Ni-ki y se acercó hasta él — cariño ¿por qué hiciste eso? — cuestiono tomando el rostro del pequeño castaño y alzándolo para la viera, pero aun así este, se mantuvo en silencio — tú no eres un mal chico ¿cierto? — comentó, recibiendo un movimiento de cabeza de ni-ki indicado que no.

— bien, lo se entonces ¿por qué no vas y te disculpas con tu hermano?

— ¡No!

Ni-ki corrió lejos de su madre y se ocultó a un lado de Sunghoon quien sorprendido lo tomo entre sus brazos y lo sentó en su regazo para calmarlo mientras este hacia pucheros y daba resoplidos enojados.

— Sunghoon deja a Ni-ki en este instante — el nombrado miro a su hermana y después a su sobrino que se aferraba a su cuello abrazándolo.

— Déjalo el no reacciona así por nada — se pronunció — y en todo caso creo que los dos se merecen una disculpa.

— No lo defiendas, el actuó mal y debe afrontar sus errores — Sunghoon sabía que Mina era una muy buena madre, pero en ocasiones como estas, solía dejarse llevar solo por lo que se presentaba en el instante y mas no en los sucesos que provocaron aquella reacción.

— No lo estoy defendiendo, pero Taki es tan culpable como ni-ki, justo ahora.

Se oyó el suspiro de la mayor en un intento de conservar su paciencia — ¿Taki acaso también agrediste a tu hermano? — lo interrogó agachándose a su altura.

— Si...

Susurro el castaño con sus ojitos lagrimosos. Mina tomo al pequeño en sus brazos y luego fue hasta ni-ki quien la miro temeroso — ven aquí bebé — lo llamó — necesito hablar con ustedes dos muy seriamente — dijo cargando a ni-ki en el otro lado de su cadera— no pueden seguir peleando de esa forma otra vez....

Sunghoon no pudo escuchar más de la conversación porque los tres desaparecieron por el pasillo continuó. Encogiéndose de hombros regreso su atención al partido, pero se llevó la sorpresa de que este ya había terminado y que había ganado el equipo que no apoyaba, chasqueo su boca disgustado y se paró del sillón caminado hacia la puerta.

El suave viento del invierno estaba empezando a tornarse un poco más cálido, dando el indicio de que el verano estaba cerca. recostó su cuerpo en uno de los pilares que cercaban su casa y miro la calle que en su niñez y adolescencia habían sido participe de recuerdos que guardaba en su memoria. Nada había cambiado a pesar de haberse ido por tres años de su ciudad natal, para encontrar un futuro mejor en la capital y funcionó porque a sus veintitrés años podía decir orgullosamente que trabajaba en una de las empresas de alimentos más importante del país.

Pero ahora en el presente se encontraba disfrutando de sus vacaciones. y el había pensado que era una buena oportunidad para pasar una temporada con su familia.

Sunghoon se mostró un poco curioso al percatarse del camión de mudanza que se parqueaba justo en frente de su casa ¿Alguien al fin ocuparía la casa abandonada?, Ya que nadie la había habitado, desde sus últimos dueños. sus amigos del barrio solían bromear diciendo que estaba embrujada y por eso no sería ocupada jamás.

— ¡Sunghoon! — escuchar su nombre lo hizo quitar la vista de al frente y llevarla hasta la callé, donde su madre venía con muchas fundas del supermercado.

— debiste decirme que irías de compras — le reprochó ayudándola con la carga

— No quería molestarte hijo, no hace mucho llegaste y quería dejarte descansar — le recordó su madre abriendo la puerta para que entrara.

— Mamá ya no eres tan fuerte como antes, no me molesta ayudarte con esto — recalco dándole una mirada de soslayo.

— está bien la próxima vez te pediré ayuda — enfatizó —ya sabes que tendremos nuevos vecinos — comento la mayor con una sonrisa alegré.

— más o menos, vi el camión no hace mucho.

— Espero poder darles la bienvenida, ya estaba cansada de ver lo mismos rostros chismosos cada año.

Sunghoon río ante el comentario y la dejo que siguiera hablando mientras el empezaba a guardar lo comprado en la alacena.

𝐌𝐈 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐄 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 ︙♡︙𝐒𝐔𝐍𝐒𝐔𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora