VIGILADAS

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El siguiente microrelato ha sido aportado por:paulinaarilove

Había estado visitando más de catorce tiendas por toda la plaza

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Había estado visitando más de catorce tiendas por toda la plaza.

Algunas de ellas tenían cosas interesantes, otras cosas en descuento y otras cosas de la temporada pasada. Pero aun así paseábamos por la única plaza de nuestra pequeña ciudad.

Yo y mi mejor amiga.

Caminando por el azulado y pegado piso de la llamada "placita del sol" en donde la mayoría de las personas de nuestra prepa venían a pasar el rato o imprimir su tarea en el ciber de la entrada, con el señor de los lentes chuecos.

—Ya deberíamos irnos ¿no? Luego te quejas cuando te digo que tu mama no me tiene confianza. Piensa que cada vez que salimos te enseño a hacer cosas "indebidas"

—No te estés quejando —digo dejando en el perchero el vestido azul que estaba viendo—. Es la primera vez que yo me paro a ver algo. Tu me llevas arrastrado a lugares en los que ni me gusta la ropa.

—Pues sí... pero era más, para que los de la escuela vean que salimos. Te digo que han de pensar que nos la pasamos en tu sala viendo películas románticas.

—¿Y no es lo que hacemos? —le pregunto.

—Si, pero queremos lograr ser más populares ¿Te acuerdas?... Además no decías que querías que el guey guerito con aire de Luis Miguel en sus épocas de oro, te pelara. Ay esta, no más no te quita los ojos de encima.

Sorprendida, jalo a Lucia al lado de mi y con un susurro le digo.

—No manches. ¿En donde?

Ella apunta justo detrás de mí y disimuladamente volteo y lo veo.

Carlos Macias; o como sus amigos le dicen Charlie, o como yo le digo el amor de mi vida.

Con su sonrisa de comercial sentado al lado de su primo, con sus Converse Blancos, no más que sus dientes, claro. Y mirando hacia nuestra dirección.

—¡Ay no Luciana, agárrame que me desmayo! —le susurro sin que él me vea.

—Ijole —me dice mi amiga tomándome de los hombros y agachándose para ver detrás de mi— ¡Andale! se me hace que viene para acá María Josefina.

Como puedo tomó su mano y salgo corriendo de la plaza con ella de la mano. Que casi se cae, por las ocho bolsas que trae encima. Pero aún así corro así a la salida.

Y escucho como su primo le grita a él —¡Hey guey no mames quien va haya! Uy se me hace que ya se te hizo.

De alguna manera él corre a la misma vez que nosotras.

Y no sé si sea por la misma razón.

Cuando Lucia y yo estamos afuera busco con la mirada un lugar en donde escondernos. Veo un callejón justo al lado de la "placita del sol" y rápido me encamino hacia ella.

—¡Si sabes lo que acabas de hacer verdad estúpida! se iba a acercar a hablarte burra. Y tú como cobarde y loca te echas a correr. Ya ni la friegas.

—¡Haber Lucia! Deja que te diga lo que estaba pasando ahí adentro. Porque es totalmente diferente a lo que te imaginas.

—¿Y qué es según tu?

—Tu no lo notaste, pero nos empezó a ver desde antes que tu me dijeras que estaba volando.

—¡Es neta! y aun así no me dijiste nada. Mínimo me hubieras dicho que me pasara un lamidita por el cabello ¿no?

—¡Lucia! —le digo para dejar fuera las bromas, sentía como casi la respiración se me iba y el corazón se me apretaba y casi me dejaba sin habla.

—Está bueno...

—Él nos veía, de hecho nos siguió por todas las tiendas a las que fuimos. Cuando me pare, no fue porque el vestido me gustara. Si no porque su primo estaba apuntándonos.

—¡Y eso que! no Majo a veces eres bien payasa ¡¿Te cae que nomas por eso mi hiciste correr con diez kilos de ropa encima!?

—Déjame terminar. Cuando estábamos en la tienda de la

amiga de tu mamá, la señora que estaba con el gelish guinda en las uñas. Vi lo que ellos querían Lucía.

—¿Qué?

Sentimos como un bote de basura municipal se cayó de la nada a un costado de nosotras.

—¡Ya saben que estamos aquí!

—¡¿Qué querían!?

—Ellos nos quieren secuestrar o peor.

—¡¿Qué!?

—Escuche clarito como su primo le dijo "Por ejemplo ellas, serían una buena forma de empezar. Para que sepas cómo se siente" mientras tu te estabas midiendo la falda fiusha. Y no sabes el miedo que tenía, no te podía decir nada porque ellos estaban a pasos contados de nosotras. Todo el tiempo. Estaba muerta de miedo.

—¡Y qué vamos a hacer! No maches mínimo con un Wuax que me mandaras. Hay que hablarle a la policía María José, quien sabe que nos quieran hacer, por andar de ridículas.

—¡No, no manches ya nos estás escuchando ya no podemos marcarle a la policía!

Ella saca su teléfono valiéndole lo que le dije y aun así marca a los números de emergencia 911, primero suena el tonito de la muchacha que dice que "si es una emergencia favor de seguir en la línea y si no marcar a el número de respaldo". Ella sigue en la línea y yo siento que voy a perder la cordura.

Siento como una mano sudorosa y grande, me cubre la boca y me sujeta los brazos. Lucia grita mi nombre y veo como a ella Charlie la tiene agarrada. Su teléfono se cae al piso del callejón y la llamada es contestada.

La piel de la cara me arde por las lágrimas que me salen de los ojos y por la fuerza del agarre de ese tipo. Me quiero quitar sus asquerosas manos de mi y mi nudo en la garganta es enorme.

Lucía como puede antes que le cubran la boca grita —¡Ayuda!— y todos sabemos que se alcanzó a escuchar en la línea que solo dice —911 ¿Cuál es su emergencia disculpe? ¿Disculpe?— y mientras nosotras nos miramos aterradas las bolsas de la ropa están en nuestros pies regadas.

Lo último que escuche fue un:

—Tranquila, no te va a doler tanto si cooperas tantito preciosa.

Antes de empezar la tortura.

MICRORELATOS DE TERROR - HALLOWEEN 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora