Hogar

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Disclaimer: Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

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-Volvamos a casa con Sakura.

Sarada sonrió feliz mientras miraba a su padre. Después, asintió. A pesar de que había perdido su ojo, su rinnegan, se le veía bastante tranquilo. Pudiera ser porque de ese modo ya no tendría que viajar, dejándolas solas durante tanto tiempo en la aldea, o porque estaba fingiendo, pero su gesto solo reflejaba calma y ganas.

El camino de regreso a casa fue algo silencioso. Sasuke no era un hombre de palabras y eso su hija lo sabía bien, pero ese día estaba más callado de lo normal. Sin embargo, el silencio no fue incómodo; fue un silencio compartido y fluido, de esos que hacen que te sientas bien porque la conexión con la persona con quien lo compartes es maravillosa.

La chica entendía bien a su padre y sabía que necesitaba estar así, callado, observando el atardecer, la luz dorada que bañaba y sumergía por completo las calles y las viviendas de Konoha y disfrutando del paseo y de la compañía.

-Papá, ¿está todo bien? -preguntó ella, unos pasos por detrás, de manera un poco tímida. Su percepción era esa, que su padre se encontraba bien, pero podría estar equivocada. Después de todo, sabía que él era bueno escondiendo sus emociones.

Sasuke frenó en seco, haciendo que su hija repitiera su gesto. Se giró para mirarla y le sonrió de la forma tenue en la que acostumbraba a hacerlo.

-Claro que sí. Vamos, tu madre nos estará esperando -profirió escueto y después se dio la vuelta de nuevo y comenzó a caminar.

Sarada suspiró, no sabiendo bien cómo interpretar aquello, y lo siguió en silencio. De todas formas, estaba segura de que su madre sí que lograría darle paz si es que aquello era lo que necesitaba.

 De todas formas, estaba segura de que su madre sí que lograría darle paz si es que aquello era lo que necesitaba

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Abrió la puerta, se quitó los zapatos y gritó un «ya estamos en casa» lleno de energía. Tenía muchas ganas de ver a su madre y sabía que se alegraría de ver a su padre allí con ella, aunque sabía que también se preocuparía mucho al ver el estado en el que se encontraba.

Sasuke la siguió de cerca, algo reticente. También era consciente de la reacción que su mujer tendría. La conocía perfectamente, así que podía ya ver la preocupación en sus ojos verdes y todavía ni siquiera habían cruzado miradas.

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