Severina Scordato era una joven chica de apariencia nada llamativa, su cabello negro y lacio caía en sus hombros como una cascada, ni largo ni corto. Su piel siendo tan pálida y blanca que podría ser comparada incluso con un vampiro teniendo pocas pecas en su cara que le daba vida a su rostro, sus labios pequeños y tan rojos como la sangre y rosas con el frío del invierno.
Sus ojos tan negros como su cabello, no era considerada una belleza pero no era fea. Una chica con una apariencia sencilla.
Sus ropas eran monótonas siempre iba del mismo color negro y blanco, en la vista de las personas era una chica sencilla sin ser llamativa.
Pero había rumores, rumores sobre ella.
De que podía ver los sueños.