CAPÍTULO 1

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Entrando en contexto, TaeHyung y JungKook habían sido empleador y empleado durante tres años, la misma cantidad que Jeon tenía siendo el CEO en la empresa.
El omega en sí, había sido contratado por el CEO anterior, el padre de JungKook, la relación que habían mantenido alfa y omega había sido buena desde un principio, ambos cercanos a la misma edad habían logrado encajar perfectamente como dos buenos amigos.

Jeon solía ser más responsable y menos pervertido cuando recientemente había ocupado su puesto en la empresa eso, había hecho sentír a TaeHyung alguien con suerte pues pensaba que le había tocado un buen jefe pues, a pesar de la corta edad era alguien responsable, recto, profesional, sin embargo, sus opiniones cambiaron a los pocos meses de que Jeon comenzó a trabajar.

- Así que le gusta ser impuntual, ¿eh? - escuchó el omega y temió por su compañera, la chica llevaba algunos minutos dentro de aquella oficina a su espalda y  su jefe se escuchaba serio. - Voy a tener que reprenderla señorita Lee - volvió a hablar con un gruñido por lo que TaeHyung quiso entrar a defender a su compañera.
- Ah~, ah~ - escuchó al pegar su oído a la puerta, no se suponíaque se escuchara así - Jefe Jeon~ - escuchó y TaeHyung una vez mas temiendo al pensar que se trataba de un gemido de miedo.

No lo puedo permitir.

Se dijo el omega antes de finalmente abrir la puerta para rescatar a su amiga. Grave error.

¡Maldición!

Se regañó mentalmente por su imprudencia.

La omega se encontraba sobre el escritorio de su amado jefe y la posición del alfa ya la podrán imaginar, se sentía ofendido, se había preocupado cuando la chica entró con pánico a aquella oficina, la omega era su amiga y temía por su posición en la empresa, sin embargo, verla allá adentro en tremenda situación con su jefe, le hizo sentirse ofendido.

Al no haber sido notado, TaeHyung regresó a su puesto de trabajo queriendo olvidar lo que habían visto sus puritanos ojos pero cierta cosa le fue imposible cuando comenzó a escuchar los gruñidos de su jefe y los gritos desesperados de su amiga, su rostro se deformo en una mueca de asco y no por lo que hacía pues no se consideraba un santo, pero si por el lugar en donde se encontraban, no había decencia, hay presentes, pensó el omega.

La feromonas de exitación comenzaron a llenar aquel piso, parecían animales en celo, su nariz comenzó a picar por el dulce olor de su amiga y sin quererlo, comenzó a excitarse de igual forma por las feromonas de su jefe, en esos momentos agradecía que utilizaba supresores en buena cantidad y neutralizado, no quería alterar a nadie ni que se descubriera su naturaleza.

Su mente se perdió por algunos minutos en algún lugar en su intento de no pensar en lo que hacían allá adentro pero el grito escandaloso que dio su amiga lo hizo volver, no aguantaría eso, se levantó de su sitio y camino al baño, intentaría calmarse ahí para que no se saliera de control.
Pasaron minutos cuando al fin se calmó, salió del baño después de mojarse un poco el rostro y inhalar varias veces para calmarse, camino a su puesto y sus oídos ya no escuchaban nada, el aroma se había perdido un poco y eso lo alivió.
Las puertas de la oficina se abrieron finalmente y de ella salió su amiga que no pudo levantar la mirada en ninguna dirección, estaba avergonzada.

Vaya, que avergonzada debe de estar después de gritar como perra en celo.

Pensó sarcasticamente al ver cómo corría la omega a su puesto de trabajo.

¿Esposo del CEO? (Resubida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora