Batjokes fics [esp]

[OS] Ease My Mind.

Por: Sevent en AO3.
(Links al final).
Idioma original: Inglés.
+2000 palabras.
Publicado: 10/10/2016.
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« Bruce es golpeado por gas del miedo.
El Joker está allí para ayudar. »
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Se suponía que era una simple operación de desmantelamiento. Los matones de Cobblepot estaban planeando un asalto a uno de los almacenes de su competidor, algo para que el jefe pudiera presumir. Todo lo que Batman tenía que hacer era pasar por allí e interrumpir la recaudación y tal vez meter a algunos de ellos entre rejas por posesión de armas ilegales. Una noche normal de trabajo. Pero no tuvo en cuenta el alijo escondido en el almacén, ni a quién pertenecía.

Debería haberlo sabido; los hombres de Cobblepot no habrían asaltado un alijo de municiones cuando tienen armas y potencia de fuego. Y ahora mismo el Pingüino y el Espantapájaros se enfrentan entre sí debido a planes contradictorios para atacar el muelle. Un rápido vistazo al contenido del almacén antes de entrar en acción habría alertado al murciélago del verdadero peligro. En cambio, descubre que las cajas están llenas de gas del miedo cuando suficientes balas golpean los botes que hay dentro para liberar una buena cantidad de él en el aire.

El olor le llega primero, mientras deja fuera de combate a un matón. Es algo como musgo sobre metal oxidado. Sabe lo que significa y se tensa al instante. Tres de los matones con los que está luchando caen tosiendo y los otros que siguen en pie corren para escapar mientras pueden, ese instinto de autoconservación aflora en la superficie.

El problema no es el olor, sino la niebla que viene después. Una vez que estás atrapado en ella, todo se descontrola, retorciendo tu percepción y bombeando un exceso de adrenalina en tu sistema; Batman comprende muy bien los efectos de la fórmula de la lata de Crane y se cubre la boca antes de inhalar demasiado gas. Ya puede sentir cómo se aceleran sus latidos cuando sale por una ventana abierta y una fina nube del gas se enrosca en el viento tras él.

El gas se disipará en un par de minutos, pero no puede arriesgarse a que el gas del miedo se filtre en la bahía. Bruce avisa al DPCG del almacén para que desalojen la zona rápidamente y se marcha en cuanto oye las sirenas en la distancia, tirando una línea hacia el edificio más cercano. Le tiemblan las manos por el esfuerzo, pero es controlable. Puede aguantar hasta llegar a la mansión.

Hasta que algo le golpea en la cabeza y choca con fuerza contra el tejado.

"¡Bruto! ¿Qué has hecho? ¡Ese era mi nuevo lote!"

Por supuesto, es el Espantapájaros y está echando humo, balanceando un saco lleno de lo que Bruce supone que son piedras, a juzgar por el moratón que seguro tiene formado en la cabeza. Se traga un quejido y se pone en pie, saltando de nuevo a la acción y apresando al convicto. Pero Crane es escurridizo, y no se lo pone fácil, gritando todo el tiempo y prometiendo retribución por sus bienes perdidos. No ayuda el hecho de que su cuerpo empiece a sentirse lento, los puños se levantan sólo una fracción demasiado tarde para bloquear un golpe o mantener un buen agarre sobre el hombre.

Y Crane se da cuenta, con ojos entrenados para observar el más mínimo cambio. Ve el sudor que se acumula en la barbilla del murciélago, su jadeo, y se ríe amenazadoramente.

"¿Y qué tenemos aquí? Transpiración, falta de aliento. ¿Alguien ha metido la nariz donde no debía?"

Bruce lanza un puño a la cara enmascarada de Crane, pero sólo llega hasta su hombro. Apenas puede oírlo por encima del sonido de las sirenas de la policía reunidas en la calle.

Su visión se tambalea y no es el Espantapájaros el que está frente a él, sino algo más grande, unas fauces abiertas de dientes donde antes había puntos y heno. Bruce no deja que esa aparición lo detenga, incluso cuando sus pasos avanzan torpemente y todo su cuerpo quiere salir, huir. Sus pensamientos gritan en señal de negación y, alimentado por un pico de adrenalina, el murciélago asesta un sólido puñetazo en la cara de la cosa.