PRÓLOGO
Desde que me convertí al SEÑOR, DIOS me incrustó en el
corazón la importancia de la Oración. Entendí por el Espíritu,
que sin una vida de Oración estaría fracasado espiritualmente.
De madrugada, ya estaba en pie, y oraba hasta que
amanecía. Multitud de batallas fueron ganadas en las rodillas a
esa temprana hora del día. Aleluya. lin ocasiones me amanecía
la noche entera en oración. Gloria a Dios.
Al pasar de los años entendí, que aún lo que oraba no era
suficiente. Clamaba a Dios: "Dame Señor un sacerdocio de
oración." Esto implicaba una unción poderosa para interceder
en oración, a cualquier hora, por la obra de Dios. Pasé años en
ese clamor entendiendo que había en la oración algo más pro-
fundo que lo que yo tenía. Aleluya.
Hace algún tiempo sentí comenzar a clamar: "Señor, dame
Revelación del conocimiento de la Oración en toda la profun-
didad que sea menester." Pocos días más tarde Dios me traía al
conocimiento de la Oración en el Espíritu y la oración para
atravesar a través de los problemas en un solo período de
Oración.
En estos días postreros es un fundamento de victoria tener
conocimiento profundo de lo que la Oración eficaz envuelve, y
ponerlo en práctica con desesperación. La opresión del diablo se
vuelve cada día más profunda contra la Iglesia del Señor y es
necesario orar más, y en forma más espiritual y poderosa. Para
esta época Cristo dijo: "Vela, y Ora en todo tiempo si quieres
escapar y estar en pie delante del Hijo del Hombre." Gloria a
Dios. (Lucas 21:36)