Capitulo I

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Todo comenzó el día de mi cumpleaños número 18, un día que había estado esperando por más de 8 años. No porque me importara ser mayor de edad, sino porque finalmente podría dejar Nueva York y vivir con mi abuela. Ella vivía en Irlanda hacía ya varios años y mi madre no me había permitido visitarla ni una sola vez. Ahora era legalmente libre, y ella no tenía poder sobre mí.

Por eso, empaqué mis cosas la noche anterior, así nada me retrasaba en mi partida.

Bajé a desayunar y ví a mi madre y mi hermana sentadas en la mesa de la cocina. Mi madre veía televisión con el diario en una mano y el café en la otra. Mi hermana, veía exactamente el mismo programa que mi madre, pero con su Ipad y sus auriculares. Era como si no supieran que las dos estaban allí, o como si ignoraran completamente la presencia de la otra en la habitación. Así había sido los ultimos años. Mi padre engañó a mi madre con mi tia (la hermana de mi madre) y se fue de casa para vivir con ella en Londres. Mi abuela, que vivía con nosotros, no tuvo mas remedio que mudarse, ya que mi madre no quería verla nunca más. Ella era la madre de mi padre, por lo que le recordaba a él. Hasta llegué a pensar que también nos odiaba a mí y a mi hermana, ya que no hay nada que le recuerde más a él que las hijas que tuvieron juntos, cuya sangre corre por sus venas. En fín, mi familia se arruinó y la vida en mi casa no era muy... agradable.

-Buenos dias- dije entrando en la cocina, luego me serví café.

Mi madre no se movió, ni dejó de leer el diario.

-¿Has empacado todo?- preguntó de manera fria y seria.

-Sí, tengo todo listo. El vuelo sale a las 3... ¿Irán a despedirme?

-Debo trabajar a esa hora Nicole...- Rodé los ojos. Nose ni porqué me molesté en preguntarle.

-¿Y tú, Mary?- pregunté a mi hermana, ignorando por completo a mi madre.

Mary siguió mirando su programa en el Ipad.

-¡Mary!- grité, y le di una patadita por debajo de la mesa.

Ella se sobresaltó y se quitó los auriculares.

-¿Qué?

-¿Vendrás a despedirme al aeropuerto?

Ella se me quedó mirando como si no entendiera ni una palabra que salía de mi boca.

-¡Oh!, lo olvidé... te vas... Mira, Nicole. Tengo muchas cosas que hacer y...

-¡Olvidenlo!- la interrumpí irritada golpeando la mesa con mis manos. Ambas se sobresaltaron y por primera vez en muchos años pusieron su atención en mí. Me había sentido tan sola que no podía explicar la bronca que sentía dentro mio. Me paré y dije:-Quiero que sepan que estoy muy feliz de irme. Mamá...- dije, y la miré- haz convertido esta casa y esta familia en lo más alejado a un hogar. - su expresión se tornó de sorpresa- y Mary... tú sólo me has ayudado a darme cuenta todo lo que no quiero ser...Gracias por eso, supongo.- ella frunció el entrecejo y abrió su boca formando una "o". Su expresión era más bien de horror.

Tomé una bocanada de aire y salí de la cocina. Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, pero las retuve.

Agarré mis maletas y bajé las escaleras.

-Bueno, debo irme.- dije. Mi madre estaba esperandome donde comenzaban las escaleras y me ayudó con las maletas.

-Nicole, lo siento... - Parecía dolida.- ¿Llamarás cuando llegues?.

Respiré hondo, mordí mi labio y le ordené a mis lágrimas esperar un poco más para salir... Sólo un poco más.

-Lo haré...- El taxi tocó bocina. Yo miré hacia la puerta y luego bajé la cabeza.- Adiós.

10 razones para creer en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora