Otro par de días después, días en donde Mark se encargaba de darle pequeñitos detalles a Renjun y en donde este se estaba dando cuenta de que esa estaca en el corazón, las náuseas, las ganas de llorar y el nudo en la garganta ya no estaba tan presente al ver a Jeno junto a Jaemin. Y Renjun se sentía tan feliz por eso, la culpa de gustar de alguien prohibido disipándose de su mente y colocando los ojos en la maravillosa persona que era Mark.

—Necesito a alguien como Mark-hyung—, bufó Donghyuck, sintiéndose más solo que jugador en banca y viendo al alegre Renjun con una notita de Mark.

—Ya encontrarás a alguien, hyuck, ten paciencia— le dijo Renjun sin prestarle demasiada atención.

—Mmhm, claro...—, Donghyuck bajó las comisuras de sus labios y suspiró, volviéndose a Renjun nuevamente, —¿Y? ¿Qué tal todo con Mark?—

—Bien, supongo, es muy lindo conmigo— Renjun no le miró, rebuscando algo en su casillero.

—Ya te estas olvidando de Jeno, ¿cierto?— Donghyuck observó a Renjun congelarse y arrugó la frente, —Renjun, ¿todavía estas pegado con Jeno?— Renjun cerró los ojos y asintió lentamente, —¡supéralo ya! Tienes a Mark a tu lado, tu primer amor, quien te da miles de regalos, ¿Cómo es posible que sigas gustando a Jeno si ni te toma en cuenta?— Donghyuck exclamó, sin medir sus palabras.

—¡Cállate ya, Donghyuck!— Le exclamó de vuelta Renjun, mirándole con la frente arrugada y cerrando su casillero, —¡Como si fuese tan fácil olvidarse de Jeno de un día para otro!¡Es mi segundo enamoramiento, y a pesar de que Mark me guste no significa que Jeno no, todavía no puedo olvidarlo!—

—¿Qué tú qué?

Ambos amigos se dieron la vuelta hacia aquella voz. Y a dos metros de los casilleros, Jaemin se encontraba parado con los ojos y la boca abierta por el asombro. Renjun soltó un jadeo y se llevó las manos a la boca, cubriéndosela mientras su piel dejaba su tono moreno y tornarse pálida.

—Oh Dios...— Donghyuck susurró, mordiéndose el labio.

Jaemin, pestañeando, se acercó lentamente hacia sus dos amigos, y con voz temblorosa se dirigió hasta Renjun.
—¿Desde cuándo?—. Levantó los ojos y se encontró con los llorosos y arrepentidos de Renjun, su piel tan pálida como si hubiese visto un fantasma, y al ver que no le contestaba, le tomó del hombro y volvió a preguntar, —¿Desde cuándo, Renjun? Dime—

Renjun, asustado. Bajó las manos de su boca y con la voz en un hilo le dijo:
—Desde antes de su noviazgo—

Renjun observó a Jaemin derrumbarse allí mismo. El menor cerró los ojos y se llevó una mano a la boca, dándose media vuelta y escapando hacia la salida. Donghyuck, en ese instante, no supo que hacer, hacia donde partir. O consolaba a Renjun, o consolaba a Jaemin, y los dos ahora mismo se veían tan fatal que no sabía qué demonios hacer. Por una parte, estaba Jaemin, alguien bastante inmaduro que se sentiría lo peor del mundo y se echaria la culpa a sí mismo, o en un arrebato rompería todo contacto con Renjun. Y, por otro lado, estaba Renjun, su pequeño amigo demasiado frágil que no soportaría perder a Jaemin y se lamentaría hasta el final de sus días como lo había estado haciendo durante el último tiempo. La duda estaba allí, o dejaba a uno, o dejaba al otro.

—Anda con Jae— Renjun susurró, aguantando las ganas de llorar. —Tu ya me has consolado demasiadas veces—

Donghyuck miró a Renjun, inseguro.

—¿Estarás bien?—

Renjun se encogió de hombros

—No lo sé, pero tengo a alguien con quien desahogarme— Renjun intentó sonreír, y Donghyuck le acarició el cabello antes de sujetar su mochila y salir corriendo en busca de Jaemin para arreglar la situación.

𝐖𝐇𝐄𝐍 𝐈 𝐒𝐀𝐖 𝐘𝐎𝐔 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍Where stories live. Discover now