댄스 𝐒𝐋𝐎𝐖 𝐃𝐀𝐍𝐂𝐄 || 𝐬𝐨𝐨𝐣𝐮𝐧

𝗨𝖭

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Nervioso, Yeonjun observaba como poco a poco hombres y mujeres entraban por las gigantescas puertas del salón principal del castillo.

Hermosos vestidos y trajes elaborados a mano hacían relucir por todo el salón, así como también antifaces y accesorios caros y por ello, cada persona observaba con atención las prendas ajenas.

—¿No me veo muy simple? —susurró a el menor a su hermano que estaba a su lado parados sobre la alcoba real detrás de una cortina observando el tumulto de gente que alcanzaba a ver mientras se asomaba de a poco moviendo apenas la densa tela.

—Jun, te ves genial. Nos vemos geniales, ¿verdad mamá? —Chanhee miró sonriente a la mujer la cual con diversión asintió y siguió hablando con su esposo— ¿lo ves? Pero el antifaz es un poco incómodo.

—Es lo más bonito que traigo.

Ambos hermanos rieron y siguieron observando.

Ese día, era el día más esperado para todos los reinos vecinos.
"La Fiesta" le hacían llamar a aquel evento en donde se reunían familias reales e importantes de los 6 reinos vecinos que tenían una importante unión dinástica. Las familias importantes de 5 reinos eran invitadas al reino anfitrión para celebrar una fiesta de antifaces que se celebraba dos veces al año cada 6 meses, cada año el anfitrión era un reino distinto, este se encargaba de la organización completa de la fiesta y dar la bienvenida.

La unión de los 6 reinos era muy característica y admirable para otras dinastías lejanas y conocidas. Los reyes mantenían una buena relación en todos los sentidos y no se sabía de problemas.

Este año, La Fiesta estaría organizada por los Choi, el segundo reino más importante en su dinastía y amado por su pueblo.

Se decía que los reyes eran realmente amables y ayudaban en demasía a su pueblo, los príncipes eran encantadores y lo más importante, se decía que sus fiestas eran las mejores, cosa con la que siempre bromeaban.

Yeonjun y Chanhee estaban emocionados, ambos consiguieron a los mejores diseñadores, confeccionistas y sastres del reino para poder preparar con mucha anticipación, detalles y tiempo sus trajes y máscaras.

El resultado final había sido encantador a sus ojos. El traje de Yeonjun era completamente blanco, bonitos detalles de pedrería brillante adornaban tanto la camisa de manga larga y cuello alto como su pantalón en el área de la cintura y pelvis, una fina capa de tela traslúcida caía de sus hombros a rodillas tapando todo su torso y al igual que sus demás prendas, la pedrería no hacía falta en la parte de la espalda que se encontraban de forma abundante creando formas de flores y ramas, conformes los patrones relucientes iban avanzando, igual se iban disolviendo, poco a poco los patrones iban perdiendo forma haciendo que los pequeños diamantes terminaran esparcidos por toda la capa como pequeñas gotas de lluvia brillante.

Como accesorios extras, le habían preparado unos pares de aretes de diamantes que desde su perforación subían en un patrón perfecto de tamaños hasta el helix de su oreja derecha, para la izquierda solo llevaba un diamante con una cadena la cual caía y al final, otro de esos bonitos diamantes.

Y por último unas elegantes botas altas color negro que llegaban un poco abajo de su rodilla.

Yeonjun mentiría si dijera que el vestuario no era bonito, estaba fascinado, lo amaba de pies a cabeza.

El de Chanhee era un poco más complejo que el de su hermano, constaba de pantalones negros, un cinturón negro con cadenas y pequeños diamantes que daba vuelta a su cadera y lo restante caía con una línea de brillante pedrería. En el torso usaba una camisa blanca y por encima un delicado y al mismo tiempo rudo saco corto de mangas largas el cual se cerraba con otro broche con cinta arriba de su ombligo dejando ver parte de su camisa blanca en su abdomen y pecho.