Capítulo 1

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Caroline

Por amores que valen la pena.

Existen muchas situaciones que nublan el racionamiento, pero también los sentimientos. A veces podemos sentirnos tan vacíos que nos olvidamos del color que tiene el mundo. Cada persona ve el mundo de diferente forma, algunas lo pueden ver colorido y pueden transmitir el sentimiento, en cambio hay otras que las ven y no transmiten ese color, más bien están perdidas en su propio infinito y en las aguas profundas y tormentosas que llevan dentro.

Así me siento yo como la segunda persona, la que ven y te causa piedad, tratas de entenderla o al menos hacer el intento. Puedes sentirte tan vacío que olvidas por completo la persona que eras antes de todas las tormentas o esa cruel etapa que nos azota a todos, puede que tan solo un abrazo, o un estoy aquí puede cambiar el rumbo de una de esas personas.

Este no es mi caso dónde una palabra cambie el curso de mi vida o simplemente la gire en un ángulo de 360°, simplemente soy así, soy yo, estoy rota y probablemente no existe cura para el vacío emocional, ni antídoto, ni una persona que lo logre. Mi psicólogo una vez me dijo, nadie llenará ese vacío que tú no haz podido llenar, porque eso te corresponde a ti, tal vez te ayudarán y te guiarán al lugar correcto, pero en algún momento se marcharán y dejarán un vacío más grande del que ya existía, por eso lucha contra tus propios demonios, nunca dejes que nadie luche por ti.

Esas palabras me han quedado marcadas por mucho tiempo, mi círculo social era muy abierto, podía decir que era muy social, muy extrovertida, muy alegre, muy colorida y ahora el único color que me puede catalogar es el gris, no he intentado cambiarlo porque será difícil y tendré que abrir heridas que están cubiertas pero no cerradas al abrirlas dolerá más que cuando me las iba haciendo.

La tristeza es un sentimiento profundo y que cada uno tiene, como sabemos, los sentimientos pueden variar dependiendo la situación que enfrentemos, sentir es bonito pero a veces duele mucho, por eso es mejor ser distante a los sentimientos, alejarse y mantenerse en su propio mundo, uno cerrado y con Miles de barreras de hierro para que nadie entre.

—Caroline en qué mundo andas te he dicho que cuando te hable me prestes atención —me regaña mi madre, por cierto se llama Sandra.

—Solo pensaba —respondo con poco interés y muy distante a seguir la conversación.

—Estoy harta de que siempre respondas en monosílabos, ya te he llevado con muchos psicólogos ¿qué más quieres? —pregunta desesperada, solo la miro, ella me sostiene la mirada, pero luego la aparto, ella no logra entender el dolor en una persona.

—Que me hables, responde al menos no te quedes callada, tendré que hablar seriamente con tu psicólogo para ver qué hacemos contigo, la única solución será mandarte lejos.

—¿Crees que mandarme lejos solucionará algo? La respuesta es no, eso empeoraría todo más y gracias por siempre escucharme y tenerme paciencia —digo ya con un nudo en la garganta y ganas de alejarme.

—Eres una grosera mejor vete y quédate allá, no salgas, no me dirijas la palabra si solo es para decir groserías, estás totalmente incontrolable —dice y no sabe, pero todo lo que dice quema y duele antes va abriendo heridas profundas que luego no sabré como cerrar.

—Quiero que sepas que hoy iremos a cenar con los Anderson, te portadas como tal, estarán sus hijos y sería una vergüenza que hicieras unos de tus shows.

—Vale iré a cambiarme.

Al subir a mi habitación me encuentro con miles de discos de vinilo que ya no uso, ahora ya los tengo en la playlist de Spotify mientras pongo mis auriculares y pongo en reproducción life happy-vive feliz, sí el título es súper feliz pero a veces siempre necesitamos color así no sea el propio.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2022 ⏰

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