Oh my chef! || SuLay (2S)

Le plat principal.

—...Un momento por favor. -quitó el teléfono de su oreja y cubrió la bocina- ¡Yixing ge, tienes una llamada!

No tuvo que avisar dos veces, el nombrado corrió escaleras abajo, apresurado y totalmente eufórico, poco más o menos tropezando con el juguete de la mascota del mejor amigo de su hermano. Maldijo por lo bajo y se acercó a su hermanito, casi estirando el brazo para recibir el aparato. Renjun solo rodó los ojos y le tendió el teléfono.

Era una llamada importante, lo sabía, pero su querido hermano mayor había estado muy intranquilo y deun humor terrible los últimos días, y solo esperaba que esa llamada hiciera un cambio en su inestable estado de ánimo.

No es como si no supiera de qué trataba esa llamada, pero decidió darle un poco de privacidad e ir a recoger los juguetes de Daegal, la perrita de su mejor amigo, que estuvo cuidando por una semana.

— Sí, habla Yixing. -apretó su puño mientras escuchaba atento- Claro...sí... entiendo... no... sí... Está bien, bueno... gracias, adiós.

Una vez terminada la llamada, se acercó al sofá más cercano y tomó asiento.

Llevó sus manos a su cabeza y comenzó a jalar sus cabellos mientras decía cosas incoherentes. Renjun regresó después de un par de minutos y notó aquel comportamiento familiar. Estaba casi seguro que había sido rechazado una vez más.

El menor soltó un gran suspiro y se acercó para colocar su mano encima del hombro de Yixing, donde empezó a darle palmaditas, para calmarlo.

— Aún te queda el puesto de soondae y teokbokki que está a 2 calles.

— No lo creo.

— ¡Vamos, ge! Necesitas un trabajo, apenas y nos alcanza con mi sueldo de la pizzería. Tú eres el mayor, y yo te estoy manteniendo.

Yixing jadeó ofendido. Lo que decía el menor era muy cierto, pero igual le ofendía.

— Pues esos días se acabaron, hermanito.

El menor quedó boquiabierto, y se sentó junto a Yixing.

— No me digas que-...

— ¡Me dieron el puesto!

La atmósfera en el lugar cambió por completo, con sonrisas gigantes y ojos brillosos.

Ambos soltaron gritos de emoción y felicidad. El mayor cumpliría su sueño, tendría un trabajo, y el menor al fin dejaría de trabajar tanto.

— ¿Enserio te aceptaron en ese restaurante tan fino?

— Así es, esto es grande, Ren.

— ¿Qué tan importante es ese lugar?

— El dueño tiene una cadena de restaurantes de lujo casi por toda Asia. La sede principal está en Japón. Es la franquicia más sonada en estos momentos.

— ¿De verdad?

— El segundo chef del lugar nos dio una clase sobre sushi, cuando viajé para tomar ese curso por 2 semanas ¿te acuerdas? -sonrió- Es por eso que casi muero cuando me enteré que estarían abriendo una de sus restaurantes aquí en la ciudad.

— Oww, es genial oírte tan emocionado. Tu comportamiento huraño y ese mal humor, me iban a volver loco, ese no eras tú.

— Estaba deprimido, hermanito. Un poco de comprensión te pido.

— Ya lo sé. La última vez que te rechazaron para un puesto no te bañaste durante 6 días. Aún recuerdo el olor. -bromeó mientras apretaba su nariz con 2 dedos-