Mañana

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                                      19/03/05   9:17am

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19/03/05 9:17am

La casa de Inupi era tranquila, la mayoría del tiempo, Koko podía idear planes para obtener ganancias para los Black Dragons, y era un buen lugar para que ambos planearan estrategias defensivas y ofensivas para obtener más territorios para los Black Dragons, aunque claro, nada se iba a llevar a cabo sin que Taiju lo aprobara.

Las mañanas era el momento más tranquilo del día, sobretodo ese fin de semana, los padres de Inupi estaban visitando a unos parientes en alguna parte del país que Koko no se molestó en recordar. Los padres de Hajime estaban metidos en la empresa de cosméticos de su madre, compañía que heredará si él quiere y en la que probablemente trabaje si necesita más dinero del que ya tiene, o por simple diversión, se le daban bien las finanzas y trabajos administrativos.

Akane había muerto años atrás, aunque se sentían ambos acompañados por su presencia siempre que estaban en la casa, realmente no había nadie físicamente ahí. Sin los padres de Inupi, ni sus padres, ni Akane, Koko decidió quedarse a dormir la noche anterior.

Era un día soleado aunque no hacía mucho calor, pero la ventana enfrentada a la cama de Inupi funcionaba como lupa para quemar hormigas, pero en vez de hormigas, lo que quemaba era el sueño de Hajime. Se movió en su lugar, odiaba la luz solar tan temprano y más si era para despertarlo, prefería que Inupi se le tire arriba como un perro antes que despertarse por la luz.

Al fin encontró un ángulo donde los rayos del sol reflejados en la ventana no se estrellaban en sus ojos, se quitó parte de la manta, aún con los ojos cerrados para poder seguir durmiendo quizás toda la mañana, pero la falta del brazo de Inupi sobre su cintura lo hizo abrir los ojos, enojado por sentir los rayos del sol otra vez sobre él.

Se giró para ver el lado donde Inupi solía dormir cuando dormían en la misma cama. Estaba vacío.

Se quedó mirando ese lugar vacío recordando cómo a muchos se les hacía raro que a dos chicos que decían ser amigos duerman juntos. Habían hecho mucho más que sólo dormir juntos, sus familias se conocían, fueron juntos a bailes de secundaria, hubo un tiempo en el que se duchaban juntos, e incluso cuando eran niños, uno iba al baño y el otro se sentaba frente a él para seguir hablando, sin importar el olor o los sonidos.

Hajime se rió avergonzado, recordando todas esas cosas que el mundo no sabía que hacían o habían hecho, quizás haya más que vayan a hacer y que será un secreto para todos. Algo que sólo compartirían entre ellos.

No era ajeno a los comentarios, rumores, chismes y pensamientos de los demás, todos creían que había química en ese par. Nadie los juzgaba, sólo se les hacía muy obvia la tensión romántica y sexual que desprendían. Muy en el fondo ambos también lo sabían, quizás por miedo a lo que les pase nunca se habían atrevido a hacer algo al respecto.

Hasta ese día en la noche.

Koko sabía que había superado el recuerdo de Akane, que quería a Seishu, así que se prometió que en la próxima fiesta de los Black Dragos... Seishu actuaría y daría el primer paso. Exacto, él haría que Inupi de el primer paso. Estamos hablando de Kokonoi Hajime, después de todo, él no soportaría un rechazo, pero para ojos de todos tiene que parecer que él no avanzaría con nadie. Nadie era lo suficientemente bueno para él, eso tenía que pretender, quizás por vanidad, ego, orgullo o por simplemente su reputación. ¿Cuál reputación? pues ni él sabía, pero en su cabeza era algo que cualquiera se tragaría, después de todo, era guapo, nadie lo negaba, no le sería difícil convencer a la gente de que tenía una reputación como rompecorazones.

Tú y yo, HajimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora