I

422 54 2
                                    

[...]

Caminaba nuevamente hasta la entrada de la institución en la que estudiaba con los  latidos de mi corazón acelerando con cada paso que daba hasta mi destino. Era una sensación con algo de dolor pero del mismo modo placentera, lo digo por la persona que lograba hacerme sentir este tipo de emociones.

Una vez llegué al gran portón color negro que se encontraba abierto tomé una buena cantidad de aire en mis pulmones para después soltarla poco a poco, sentía como los latidos de mi corazón aumentaban aún más su velocidad. Así que sin darle más vueltas al asunto me adentré, y al momento de estar frente a mi casillero sentí como toda la fuerza que tenía sobre mi cuerpo se esfumaba de un momento a otro.

Ahí estaba él, motivo de mis latidos sin control cada día de estudios, la persona que ocupaba la mayor parte de mis pensamientos. Sasuke, el chico más reconocido académicamente en la escuela se encontraba a pocos metros de mí y eso me ponía aún más nervioso de lo que ya estaba.

Me gusta él, todo, no sólo son sentimientos físicos, él es una persona maravillosa, ayuda a los que lo necesitan, y no se molesta al ayudar en caso de dudar algo, él es una persona maravillosa, eso me enamoró, claro que no quita el hecho de que es bastante serio.

Pero ese no era mi problema, lo que me ocurre, es sentirme mal por mis gustos, no es algo que puedas expresarlo así como si nada ya que las personas podrían tomarlo como algo “Raro”.

Creo que nunca tendré la fuerza suficiente para decirle que me enamoré de él, o al menos que me gusta. La respuesta para mi es sencilla, soy hombre, no sería capaz de hablarle normal sin sentir esos nervios salir a flote cada día que lo veo. Esos eran mis pensamientos diarios.

Así que sin poder evitar la idea de un rechazo seguro lo evadía, en su mayoría pensaba que le disgustaría y se alejaría de mí aún más de lo que es actualmente.

Restando el hecho de que apenas y llegamos a hablar en este último año escolar.

Tengo una “rutina diaria” por así decirlo, llego a la escuela, me desanimo al no lograr hablarle a ese azabache de oscuros ojos, tomo las clases evitando pensar en Sasuke, y finalmente termina mi día escolar, eran todos los días sin excepción, o al menos eso pensaba.

Bajé la mirada desanimado nuevamente, mirando únicamente al suelo quien parecía querer burlarse de mí al ver mi rostro sin ganas.

Debido a mi descuido al momento de caminar choqué con alguien haciendo que por efecto yo cayera de golpe al suelo y que mis cosas se esparcieran por todos lados.

Traté de no quedarme tanto tiempo ahí para evitar burlas innecesarias y rápidamente comencé a juntar mis cosas aún sin mirar arriba.

-Disculpa, ¿Estás bien?-

Justo en ese momento mi corazón volvió a latir con fuerza sin freno alguno, trataba de regular mi respiración y mis nervios pero no lograba mucho; levanté de a poco mi mirada para encontrarme con sus ojos color noche mirarme con total preocupación, sus delgados y finos cabellos negros caían de a poco cubriendo parte de sus radiantes ojos y rostro.

Esto no me estaba pasando.

Aún parecía estar resonando su melodiosa voz en cada rincón de mi cerebro, ese sutil y delicado tono de voz con una pizca de preocupación.

Pero de nuevo caí a mi realidad.

Mi respiración esta vez parecía fallar enserio, no de nervios, esto era mayor, comencé a asustarme al no lograr respirar profundo sin mencionar las ganas de vomitar que tuve.

Evité la ayuda que me ofreció aún cuando una parte de mí quería aceptarla, no me gustaba que me viera en ese estado tan lamentable, así que rápidamente tomé mis cosas y corrí al baño más cercano sin importar que los demás me vieran con rareza, o asco, no me importaba en ese momento, sólo quería escapar.

Una vez llegué a uno de los cubículos comencé a toser desesperadamente para después vomitar, pero esto no era nada normal, cada vez que tosía, sentía mi tráquea arder con fuerza y mis ojos llenarse de lágrimas debido al asco y miedo en mi cuerpo.

Algo asqueado de encontrarme con algún alimento de la mañana abrí mis ojos mirando a la taza del baño, no pude creer lo que veía, eso no era comida, lo que salió de mi eran pétalos… Pétalos de cerezo.

No pude evitarlo y las lágrimas pronto comenzaron a bañar mis mejillas pues  estaba completamente asustado, ¿Qué me ocurría?.

Cuando dejé de toser, me levanté y tiré de la manija, salí con lentitud evitando llamar la atención aunque para mi suerte los baños estaban solos. Proseguí a enjuagarme la boca pues aún guardaba parte del sabor amargo causado por la sangre y los pétalos, cubrí de agua mi rostro mientras me miraba al espejo, mi piel se veía pálida y a simple vista se pudieron observar aquellas bolsas negras que colgaban de mis ojos desde hace ya unos días, pero que ahora por causa de los mareos se habían hecho más notorias.

Desde hace tiempo que comencé con pequeños dolores pero no le tomé la importancia necesaria, creí que se pasarían con el tiempo, sin embargo, esto que me acaba de pasar no era nada normal es muy distinto.

Tomé nuevamente mis cosas sacando así mi celular caminando a la salida de la institución, no podía estar así en todas las clases por lo que decidí llamar a la dirección informando de mi estado, me dieron el permiso de faltar y rápidamente fui hasta el hospital más cercano.

Sólo quería estar bien por un día, ¿Era mucho pedir?

Cartas A Mi Destino [SasuNaru] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora