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Los sonidos de los autos de policía se oían en todas partes, recorriendo cada mínima parte de la ciudad en busca de él, todo estaba comenzando a entrar en llamas después de que la liga de villanos atracara la furgoneta en la que iba aquel hombre, Kai Chisaki.

Una joven aparentemente de 16 años se acercaba a el hombre tirado en el asfalto sin brazos, la joven destruyó las ataduras que detenían al hombre y como pudo lo cargó en su espalda, el humo solo dañaba los pulmones de ambos pero la joven tenía una deuda que pagar. Aquel hombre le había salvado la vida cuando esta solo tenía 4 años, el hombre había cuidado de ella como si fuera su hermana o eso parecía...

A pasos débiles la joven se derrumbó al llegar a una habitación de una casa abandonada, dejó al hombre quien estaba desmayado, en un futón. Al recostarlo y dejarle a un lado sus pertenencias que recuperó, su mirada se detuvo en el bozal de tucan del hombre, aquellas palabras sonaron en su mente... «Serás mi futura esposa» ...

Él nunca la cuidó con la intención de ser su hermano, él la quería para él, la joven no sabía la razón pero ahí estaba su deuda, evitó que lo capturaran.
La joven suspiró y salió de la habitación a la cocina.

Horas después, la joven tenía listo un plato de comida para el hombre, un bento y de postre, unos muffins de chocolate, ella abrió la puerta y vio al hombre sentado en el futón, se podía ver claramente el temor del hombre en sus ojos

— ¿Qué es lo que quieres? No quiero ver a nadie

— Yo... Te traje tu comida — en un tono tranquilo para no alterarlo, le respondió la joven

— ¿Comida...? Mantén esa asquerosa basura de mi, puede que incluso este envenenada. Vete de aquí, no tengo hambre.

— Tienes que comer, se nota que has evitado comer comida que te ofrecen — las palabras de la chica cuando se acercó un poco más hicieron que temblara un poco

— No me importa, ¡No tengo hambre! Vete de aquí — se podía oír el temblar de la voz de Kai — ¿Por qué no me matas? ¿Por qué no me ejecutas? Me dejaste y te fuiste con esa maldita pro hero, Ashiko... Yo cuidé de ti — su respiración se aceleró, parecía ahogarse — Preferiría morir de hambre... No quiero estar aquí... ¡Preferiría estar muerto! ¡Solamente vete!

— Kai... Me preocupas, vamos, come que yo lo preparé, hice Muffins de chocolate para ti

— No me importa... No me importa si te preocupas por mí, ¡Vete de aquí! La vida ya no tiene sentido si ya perdiste todo lo que ya tenias...

La joven camino con el plato en manos hacia él, dejó el plato a un lado y acercó una de sus manos a su rostro

— E-eh ¡No! ¡Sueltame! No voy a comer, no tengo hambre... Sólo aléjate de mi... No quiero verte después de aquella traición... No quiero ver a nadie ¡Sólo quiero morir!

— Kai... Cuando pierdes todo, hay algo que ganar — Dijo la joven, aquellas palabras las repitió el hombre tratando de buscarle coherencia

— ¿Y eso qué significa...?

— Come, por favor — Volvió a repetir de manera amable Ashiko.

—... Está bien... Voy a comer, voy a comer mi comida, ¿Lavaste ese tenedor?

— Sí, lo hice

— ¿Po-podrías hacerlo de nuevo?... Por favor... — Lo del final fue en un tomo débil

Después de ir a lavar el tenedor, la joven volvió a tomar asiento junto a él, el hombre agradecido mantenía su mirada fija en los ojos de ella, tenían el mismo par de ojos, amarillos y con iris y pupilas pequeñas. Esta acercó con el tenedor un poco de comida a la boca de él, en cuanto la comida entró a su boca, él comenzó a masticar rápidamente y era obvio que moría de hambre.

Cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora