I fooled around and fell in love

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Marvel Comics y a Disney.

Su pecho estaba por estallar de felicidad. La sonrisa que estaba plasmada en su rostro se sentía más natural y feliz de lo que alguna vez fue.

Se conocieron luego de la batalla contra Thanos. La pérdida de Gamora lo afectó demasiado, llevaba más de cinco años muerta y él creía no poder superarla. La vida siempre le quitó más de lo que le dio, pero, por una vez pensó que podía tener todo: amigos y alguien a quien amar. Pero no fue así.

No quedó sumido en la depresión por sus compañeros guardianes, si lo pensaba con sinceridad.

Ante su tan intenso duelo, el resto de los guardianes decidieron quedarse en la tierra un tiempo hasta que él se sintiera con las fuerzas y el ánimo necesario para volver a la galaxia.

Dos meses después, decidió salir del Milano a respirar aire fresco con la culpabilidad a flor de piel. Peter no deseaba ser una carga para ellos, así que se fue a pensar, buscando las fuerzas para marcharse a la galaxia. En su planeta natal ya no le quedaba nada, su madre murió y aún sentía su pérdida como si hubiese sido ayer, al igual que la de Yondu y la de Gamora.

Las lágrimas en su rostro fluyeron cual río mientras se abrazaba así mismo. Su corazón estaba roto, SU Gamora había muerto. No la volvería a ver, ni siquiera pudo despedirse de ella. Pasó lo mismo con su madre, sólo que no la pudo ver por última vez.

No creía poder recuperarse jamás, pero debía hacerlo por sus amigos. Ellos contaban con él, no podía defraudarlos. Esta sería su última vez en la tierra y con su gran depresión demostrativa, ya mañana sería un nuevo día. Día en el que partirían a la galaxia y él no podía seguir demostrando emociones tan negativas a sus compañeros.

— ¡Hola, Quill!— escuchó mientras volteaba a ver quién era el que lo llamaba.

Nunca esperó ver a aquel hombre de nuevo. Sintió que sus ojos no podían apartarse de Scott Lang, el sujeto que podía manejar su estatura según quisiera. Lo había visto en la batalla contra el titán loco, pero no lo vio con claridad, la angustia y el calor de la batalla no lo permitieron.
Aquellos ojos verdes resplandecieron como faros en el océano lleno de neblina. Él, perdido cual barco, se sintió atraído hacia el puerto. Con una sonrisa, Scott Lang lo saludó de nuevo levantando su mano, viéndose muy sincero en su accionar para Peter, mientras este se acercaba a hablarle.

— Hola, Scott— dijo casi, podría decirse, tímidamente.

— ¿Quieres hablar? Se ve que no te encuentras bien.

— ¿Qué? No, no. Estoy bien— dijo con la voz gangosa.

Scott lo vio incrédulo, e ignorando sus palabras se sentó a su lado.

— Voy a volver a repetir: ¿Quieres hablar? Hay veces en las que expresar las emociones con palabras y tener a alguien dispuesto a escuchar es buena terapia. — le dijo mientras le sonreía suavemente.

Peter sonrió también por inercia ante la sonrisa de Scott. Algo le decía que podía hablar con él sin miedo. Así comenzó la ronda de "terapia" que Scott le ofrecía. Mientras hablaban descubrieron que tenían tantas cosas en común que les resultaba sorprendente. Compartieron risas y llanto, Scott abrazaba a Peter cuando este lloraba. Con Lang allí, Peter se sintió acompañado sin tener que molestar a sus compañeros.

Al día siguiente, Peter se sintió mucho mejor. Scott había tenido razón, exteriorizar las cosas funciona. Él le comentó que guardarse emociones tan negativas dentro suyo lo único que hacía era destruirlo de a poco. El ex forajido no iba a negarlo, se sentía más liberado y tranquilo.

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