Carta.

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¿Qué es lo que pasará por tu mente en este momento?

Esa pregunta ronda por mi cabeza como arena en un remolino en aguas turbulentas.

Ha pasado mucho tiempo desde que nos separamos, con la promesa de volver a vernos en un tipo de cierre abierto que, por mi causa, no pude llegar a concluir. Y con cada segundo que pasa, minuto y horas, siento el arrepentimiento pasar por cada fibra de mi cuerpo como una incomodidad física indescifrable.

Molesta por que me fui en tus momentos mas difíciles. ¿Es acaso solo esa la razón de tu desprecio hacia mí? Es una pregunta muy tonta y ridícula como para no saber la respuesta.

Enojada, indignada, dolida...

¿Pero que podía hacer yo al respecto? Así como tú tenias tus demonios y problemas que resolver en lo que concierne a tu reino heredado, había cosas que yo también tenía que zanjar: mis pensamientos, mis recuerdos, mis decisiones... mi identidad. Los viajes nunca eran solo para pasar el rato. Para vacacionar. Tenia que saber quien era realmente. Lo que fui. Lo que soy. Y lo que quería ser.

Para ti.

Tenía aun muchas dudas en mi mente. Inseguridades y conflictos que solo yo podía y debía resolver.

Y sé que querías ayudarme. Oh, diablos que lo sabía. Usar tu esfuerzo con tal de yo estar a tu lado. Incluso teniendo a tu hermano y toda tu familia para apoyarme.

Y en verdad lo aprecié. De verdad.

Pero como uno solo puede entender: me necesitaba a mi mismo. Debía irme.

Si hubiera sabido que mi largo viaje desencadenaría tal cantidad de desastre emocional en ti, por la revelación de aquellos insectos que reclamaban a una nueva gobernante... nunca me hubiera ido. Dejarte sola ante tal revelación y nueva responsabilidad; jamás fue mi intención hacerte sentir abandonada.

Apoyarte, y darte un hombro donde recargarte es lo primero que hubiera hecho estando a tu lado. Y cuando eso terminase, que todo estuviese en su sitio; hacer el último viaje y zanjar mi asunto para poder al fin estar contigo.

Estar juntos.

Pero el "hubiera" no existe. Es parte del pasado que no se vuelve a vivir y solo en los recuerdos queda el vástago de una acción que no era mal intencionada. Mas no así infortuita.

Estoy cansado. En el escritorio donde antes mi maestra atendía sus experimentos. Sentado en la húmeda habitación con instrumentos químicos que utilizaba para sus investigaciones y demás cosas que ella solo podía entender, escribo estos pensamientos con pesar. Pero afrontándolo, pues es el peso de mis decisiones.

Y sin poder dormir. Recordar la mirada de indiferencia cambiándola a rencor y dolor ante mi insistencia de que me fuera la oportunidad de ser escuchado... fue algo que me caló por dentro. Muy dentro.

¿Pero qué puedo hacer?

Es obvio que no querrás verme. Siempre fuiste de carácter duro y estricto. Y aunque fuese extraño, es algo que me atrajo de ti. Pues conforme más nos conocíamos, mas lograba ver a través de esa mascara autoimpuesta. Dejando ver poco a poco esa araña gentil y dulce que solo a las personas allegadas e intimas podrían conocer.

Pero la traición o la decepción es algo que no toleras. Y no solo eso; que repudias con fervor.

¿Acaso irme, para ti, representa una traición horrible aun sabiendo que nunca pensé que algo así pasaría? ¿Aun sabiendo que era necesario?

Me duele la cabeza. No creo que pueda seguir así.

Y no. No es una rendición. Porque si de algo aprendí de ti, es que cuando algo vale, tienes que luchar por ello.

Y me escucharas. Incluso si tengo que enfrentarme a todo tu reino con tal de alcanzarte.

Y aclararemos las cosas.

Si te alcanzo, y me escuchas, y termina todo bien, tratare de hacerte la hembra más feliz del mundo.

Caso contrario, aun ante todo lo que tenga que decirte, no aceptas mi perdón; haciendo tripas al corazón, te juro dignamente que no me volverás a ver. Pues, así como puedes actuar con respeto y dignidad aun con tus emociones a flor de piel; también haré lo mismo.

Y no volveré a molestarte para que mi presencia no perturbe tu paz recién adquirida.

Pero no pienso desistir sin intentarlo antes.

Que sea lo que tenga que ser. La suerte está echada.

Solo queda actuar.

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Siempre me imaginé a Quirrel, a parte de inteligente y carismático, alguien quien sabe expresarse muy bien. Digo, si podía hablar con soltura junto a un insecto que era mudo e inexpresivo, no cabe duda que escribiendo alguna carta pueda ser alguien emotivo y suelto en palabras.

En alguna parte del fanfic "Jamás", Hornet le reprocha a Quirrel de su último viaje y el como eso desencadenó muchas cosas en su ausencia. Aunque estaban fuera del alcance del pobre, ella aún le tiene algo de sentimiento por haberla abandonado en sus momentos más duros.

Más no recuerdo si "Susurro9" explicó algo sobre ello. Así que, a su permiso, quise escribir esto inspirandome en esa situación. En su reflexión. Y en como podría sentirse al llegar de nuevo a su hogar.

No es mucho, ni tampoco excelente... Pero me siento satisfecho.

Gracias si leyeron y les entretuvo un rato.

Y gracias a "Susurro9" por darme permiso. Espero que si lo leíste también te haya gustado.

Nos vemos en Halloween.

See yaa.

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