Oí un móvil en la lejanía y estiré el brazo para tomarlo, era la alarma, joder, me había quedado dormida. Me levanté de un salto para prepararme rápidamente, no podía llegar tarde, no el primer día
Entré en la espaciosa recepción de comisaría aún haciéndome una estirada y alta coleta en mi liso y largo pelo azabache; me acerqué a la secretaria con timidez, ahí me di cuenta que iba a ser un día duro
-Bu-buenos días- dije, maldiciéndome por el tartamudeo
-Buenos días señorita- su tono de voz era agradable- , supongo que serás Danna Cooper, la nueva.
-Sí- le sonreí tímidamente- y me encuentro algo perdida.
-Oh, claro, pasa por la puerta del fondo y ve a la parte de atrás de comisaría, allí están todos los alumnos que ingresará este año
Después de darle las gracias me dirigí hacia la puerta azul de metal que se encontraba al final de la estancia.
Pero antes de poder abrirla alguien salió, chocando conmigo y haciéndome terminar en el suelo.
-¡Es que en esta maldita comisaría nadie mira por dónde va o qué!- escuché una grave y profunda voz y miré hacía arriba- ¿Y tú quién eres?
-Da-Danna Cooper
-Ah, la nueva, pues empezamos bien- me dijo antes de tenderme su mano.
Era un hombre de unos veinte y pico o treinta y pocos, alto y de facciones marcadas, su pelo era azabache, perfectamente peinado hacia atrás. Una camisa blanca remangada, una corbata negra, y los pantalones del respectivo traje junto con el cinturón policial con la placa y la pistola era lo que llevaba de vestimenta. No tenía ni idea de quien era, pero sin duda era la persona más atractiva que había visto en mi vida.
-Discúlpeme, es que ando un poco perdida señor,...- dije torpemente, quedando en silencio, al no saber su nombre.
-Teniente Coronel Jones- dijo de nuevo con aquella grave y hosca voz
-Oh, em, esto... un placer conocerle teniente.- ¿Enserio Danna? ¿Tenías que chocarte con tu jefe el primer día? Maldito pato mareado
-Acompáñame Cooper, antes de que te caigas de nuevo- Enrojecí y comencé a seguirlo mientras andaba apresurado hacia la parte trasera de la comisaría
Después de un camino que consideré eterno, llegamos a el patio trasero, lugar donde había unos 3 alumnos, aquello no me sorprendió, las pruebas para entrar en aquel lugar era las más duras de todo Estados Unidos, enfrente de los alumnos había dos hombres más, que parecían ser comisarios.
-Rodríguez, Volkov, aquí está la que faltaba.- Me coloqué apresuradamente junto con los alumnos, que eran dos chicos y una chica.
-Bien, ya están todos jefe- un hombre de pelo grisáceo y barba perfectamente afeitada habló, me percaté de su acento, era ruso. Supuse que ese era Volkov.
-De acuerdo, si estáis aquí hoy es porque habéis conseguido superar las oposiciones, lo que quiere decir que sois personas fuertes físicamente, pero, ¿mentalmente lo sois? Estáis preparados para asumir que cada una de las personas que entra aquí tiene un tiro en la frente, y que corréis peligro cada vez que cruzáis esa puerta. ¿Estáis dispuestos ha arriesgar vuestra vida por los compañeros, por el bienestar de la ciudad? Si la respuesta no es un sí rotundo, la puerta está allí, ya sabéis por donde tenéis que salir. A partir de ahora nosotros somos vuestra familia, toda la malla, y aquí todos daríamos la vida por todos. Y si puedes evitar la muerte de un compañero, arriesgado la tuya, debéis hacerlo, porque a la familia hay que cuidarla, aunque no tengamos la misma sangre corriendo por las venas. Acaba de empezar vuestra lucha, y espero que todos estéis a la altura.
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365 cigarrillos
Romance¿Imaginas llegar como alumna a la comisaría más grande de todo Nueva York decidida a empezar tu nueva vida, lejos de todo tipo de quebraderos de cabeza, y te encuentras de frente con Jack Jones, tu superior y el hombre más frío y atractivo que hayas...