—¿Qué podría regalarle a hyung?
—Hijo, sabes que es muy difícil encontrar un regalo que le agrade a Minho, es mejor que le hagas un lindo dibujo y se lo des en Navidad.
El pequeño Seungmin de a penas 12 años, se pasó todo el día pensando en qué podría regalarle a su hyung. Ni siquiera podía jugar tranquilo con sus figuras de acción de superhéroes. ¿Y si le regalaba una a Minho? No, era su colección más preciada y dudaba mucho que al rubio le gustaran sus figuras, siempre prefería jugar videojuegos con él cuando iba a casa. Jamás quería ser el Batman que podía pelear con su SuperMan en una batalla de figuritas. Pero era Minho, y si él no quería hacerlo, no lo haría y Seungmin lo aceptaba.
Minho era el mejor amigo de Seungmin desde que el menor tenía memoria, se llevaban por dos años. El castaño conoció al rubio en una reunión familiar por el cumpleaños número cuatro de Seungmin, desde allí le agradó mucho aquél niño gruñón que se enojaba por todo y el cual a pesar de ser mayor que Seungmin, este último le pasaba por unos centímetros en estatura. El menor pensaba que Minho sería alguien muy bajito cuando fuera mayor.
Le pidió a su madre que le dejara ir al centro comercial para buscar un regalo para Minho. La señora Kim accedió pero debía volver en una hora y prometiendo cuidarse mucho.
Seungmin caminó un largo rato, nada en las tiendas parecía ser lo que buscaba. Estaba a punto de rendirse del todo y en su cabeza ya estaba planeando una disculpa para el mayor por no tener nada para él bajo su árbol navideño; pero entonces, un objeto llamó su atención en la vitrina de una pequeña tienda sin muchas personas.
Era un parlante pequeño, de color blanco y muy bonito. Al pequeño le brillaron los ojos cuando recordó que a Minho le gustaba bailar. Entró corriendo, y se paró frente al mostrador que a penas alcanzaba bajo la mirada curiosa del joven que atendía.
—Q-quiero saber cuánto cuesta el parlante de afuera. —Seungmin apuntó con su mano afuera y el joven asintió tecleando algo en la computadora que tenía en frente.
—Es el último que queda, ¿cuánto dinero traes, pequeño?
Seungmin metió la mano en su bolsillo y sacó algunos billetes y monedas, todos los ahorros que había podido juntar en un año dentro de su cerdito para dinero.
—Mi nombre es Kim Seungmin, y quiero comprar un regalo de Navidad para mi hyung. —Seungmin sonrió y esperó que todo aquello que había dejado sobre el mostrador fuera suficiente para pagar el parlante que tanto le había gustado.
El dueño inspeccionó fijamente el dinero y miró otra vez su computadora. Negó con la cabeza y alarmó de inmediato al niño, el castaño no entendía qué ocurría.
—Me da mucha pena decirte que no es suficiente. Lo siento, pequeño.
Seungmin pudo sentir cómo sus ojitos se llenaban de lágrimas, su esfuerzo no había valido la pena. Asintió, cabizbajo, y limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas color rosa. Hizo una pequeña reverencia y comenzó a juntar su dinero encima de la mesita para poder volver a guardarlo en su bolsillo e irse a casa. Estaba decepcionado, pensaba en cuántas cosas había hecho para juntar todo aquello en su cerdito y poder así comprar un regalo decente para Minho. El joven del mostrador dejó al niño solo y fue a hablar con la otra persona que se encontraba en la tienda, al parecer de Seungmin, ésta también trabajaba en la tienda. Ya listo para marcharse, dio paso a la salida con los ánimos por el suelo, hasta que alguien lo detuvo.
—No podemos dejar que te vayas así. —Una señorita le sonreía amablemente a Seungmin. —Dame el dinero que traes y envolveré el parlante para ti. No importa que falte, es Navidad después de todo.
El niño no podía creer lo que estaba escuchando, ¡los milagros navideños existían! Le dio lo que traía a la señorita y en menos de lo que esperó, ya tenía el parlante en una caja con un bonito papel y una gran cinta de regalo. Antes de irse, le dio un abrazo a ambos jóvenes y corrió abrazando sobre su estómago la pequeña caja. Estaba feliz, la sonrisa brillante que parecía poder derretir toda la nieve a su alrededor no quería abandonar su rostro. En cuanto llegó a su casa, saludó a su madre, mostrando el parlante al paso y corrió a su habitación, casi tropezando con las escaleras, para poner en un papel el nombre de su hyung. Su letra no era la mejor, pero se entendía bien el nombre de Minho, o eso creía.
Puso el regalo bajo su árbol, muy bien escondido y esperó que la noche llegara pronto para que hyung fuera tan feliz como él al verlo.
Los adultos se habían quedado en la mesa tomando algún refrigerio y comiendo pequeños aperitivos. Seungmin y Minho eran los únicos niños en la casa, por lo que se habían retirado a la sala principal después de cenar. Era hora de que ambos abrieran sus regalos, así que tomaron los suyos y se sentaron frente a la chimenea, sobre la alfombra.Minho traía un bonito sweater verde pastel y unos jeans rotos, sus favoritos. Mientras que Seungmin traía una chaqueta de cuero negra y unos jeans del mismo color. El mayor le indicó a Seungmin que el comenzara, así que el pequeño rompió el papel de su cajita y sacó de ella un juguete nuevo, el que faltaba para completar su colección. Chilló de emoción y abrazó con fuerza a su amigo.
—¡Hyung, muchas gracias! Ahora es tu turno.
—Lo sé, cálmate. —Ambos rieron. Minho abrió el paquete con cuidado, no quería romper el lindo papel de regalo que había puesto Seungmin. El parlante nuevo hizo su aparición y el más bajito sintió ganas de llorar, siempre había deseado tener uno propio. Miró a Seungmin algo emocionado y cubrió su rostro con sus pequeñas manos.
—¿Eh? ¿Qué ocurre, no te gustó, hyung? —El castaño se asustó y se apresuró a buscar un pañuelo para que Minho secara sus lágrimas. El mayor soltó una risita, haciendo que el alma de Seungmin volviera a su cuerpo. El rubio apretó su regalo contra su cuerpo, lo abrazó. Amaba su nuevo parlante.
—Es el mejor regalo del mundo, Minnie. Muchas gracias.
Los pequeños se entretuvieron jugando videojuegos, pero la hora pasó y Minho debía irse a casa. Con algo de tristeza, el pequeño Seungmin le acompañó hasta la puerta, esperando que sus padres recogieran sus abrigos y otras cosas. Ambos se sentaron en la salida de la casa del menor.
No dijeron nada, pero el silencio no llegó a ser incómodo.
Minho miró hacía arriba y notó algo en la puerta. Tocó el hombro de Seungmin suavemente y le indicó que mirara en aquella dirección. Había muérdago colgado en la entrada y ambos pequeños sabían lo que eso significaba, habían visto muchas películas animadas de Navidad antes. El castaño miró a Minho, tratando de adivinar qué era lo que estaba planeando hacer. Minho se acercó lento y el menor no tardó en sentir cómo su mejor amigo posaba sus labios sobre los suyos muy suavemente, casi con miedo. Eran muy pequeños para saber lo que sentían realmente pero ambos tuvieron una sensación agradable en el estómago.
Los padres de Minho salieron de la casa y presenciaron cómo ambos chiquillos se miraban con una sonrisa en el rostro, ambos con las mejillas rojas y tomados de la mano.
—Te dije que funcionaría. —Susurró la madre de Minho a la madre de Seungmin. Los adultos rieron y dijeron al mayor que se despidiera de su amigo.
Minho dio marcha a su hogar.
Seungmin fue a dormir inmediatamente.
Ambos pequeños juraron silenciosamente que esta había sido la mejor Navidad en mucho tiempo.
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first kiss •knowmin• |OneShot|
Fanfiction⌜ ꒰donde Seungmin es muy inocente y siente la emoción del primer beso con Minho.꒱ ⌟ ↬ adaptación ↬ knowmin/2min ↬ fluff ↬ kids! AU ↬ OS navideño ↬ autora original @camiimustdie