No me olvides

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Si bien al principio su enojo inicial fue debido al engaño en los acontecimientos de Liyue, quizás solamente estaba siendo infantil, después de todo no pudo evitar sentirse traicionado por las acciones del arconte geo. Aunque su mente le daba miles de razones por las cuales Zhongli tuvo que mentirle, la sensación en su pecho le impedía terminar de pasar página... ¿Por qué? La respuesta era sencilla.


Porque cuando alguien que amas miente, te duele.


Ajax suspiró mientras miraba las pilas de papeles que se juntaban frente a él, una tras otra con temas que realmente no le interesaban, deudas, atracos, artimañas de los otros heraldos, nada de eso le interesaba, por su mente solamente recordaba la vergüenza que pasó. Apretó los puños al grado en que la pluma en su mano se quebró, no era suficiente...


— ¿Acaso solo fui uno de sus peones? — Habló consigo mismo mientras dejaba los pedazos de aquel objeto en la basura, tenía que tomar algo de aire libre pero antes de que pudiese levantarse de su escritorio, uno de sus subordinados apareció corriendo, incluso jadeando con debido a la prisa.


— ¡Amo Tartaglia! ¡Hay una emergencia!


Para resumir, en Espina Dragon se había detectado una energía elemental bastante extraña, era mucho más grande de lo que habían detectado antes, los caballeros de Favonius no tardarían en moverse si la noticia llegaba hasta ellos, y era claro que lo haría. ¡Esto era perfecto! Podría alejarse de Liyue, desafiar sus habilidades con bestias a las que otros temerían y de paso, sentir el frío que aunque menos intenso, le recordaba vagamente a su hogar.


Basta con decir que el onceavo heraldo tomó la misión, abandonando todo el trabajo de oficina. Para el amanecer del siguiente día, ya estaba en la entrada de aquella imponente montaña, verla desde la distancia con esa sensación de humedad y peligro le hizo estremecerse. ¿Qué grandes retos encontraría ahí? Estaba emocionado, por primera vez en bastante tiempo ahora su mente se centraba en lo que tenía en frente y no en la imagen de un bastardo arconte.


— ¡Esto puede ser interesante! — Con la dignidad de un guerrero, fue adentrándose paso a paso. Por lo que le habían informado, la actividad elemental extraña había sido detectada en el corazón de la montaña, una cueva que antes de que el viajero interviniera, se encontraba sellada y aislada, pero ahora abundantes criaturas del abismo la habían hecho su hogar. Bueno, daba igual, de cualquier forma iba a patearles el trasero y deshacerse un poco de la frustración.A pesar de que era una misión catalogada como urgente, no pudo evitar luchar con unos cuantos contrincantes, entre ellos Metachurl. Ninguno pudo hacerle frente y ahora su cuerpo estaba un poco más relajado, el camino hasta su destino fue algo lento, ya que en algunas ocasiones se permitió descansar al lado de una fogata, mirando en el cielo que pronto iba a anochecer.


Un desliz, los colores naranjas y rojizos le hicieron recordar a aquel hombre. Por inercia a su mente llegaron todos esos momentos que compartieron, las pequeñas cenas en aquel restaurante tan particular, las conversaciones más banales que le llenaron el pecho de satisfacción y claro está los pequeños paseos, sin embargo, se detuvo cuando la imagen de un par de linternas apareció. Se dio un par de palmaditas en el rostro.


— Eso ahora no importa, no más — Cualquier aventurero habría esperado hasta la mañana siguiente... Claro que eso era muy aburrido para él. Además, necesitaba buscar una forma de ignorar el dolor que empezó a sentir en su interior.

Lo que desea el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora