Capítulo dos

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Salí de mis pensamientos cuando una pelota de fútbol fue lanzada hacia mi dirección y me dio en la cara. Un ardor se izo presente en mi mejilla derecha.

Me gire en esa dirección y vi a un chico un poco más alto que yo. Rubio de ojos verdes. Que guapo.

Me levante del banco y agarré la pelota que estaba a mis pies. Me giré hacia el chico que ya había llegado hasta donde estaba.

—Lo siento mucho— dijo aquel rubio con la respiración agitada por haber estado jugando al fútbol y venir corriendo.

—Si ya... lo sientes mucho...— le dije mirándolo fijamente.

—Lo siento de verdad. Le di mal al balón—.

—Vale no pasa nada... creo que... esto es tuyo ¿no?— le pregunté alzando la pelota que estaba entre mis manos.

—Sí...— me dijo. Se formó un silencio incómodo entre nosotros hasta que lo rompí.

—Pues cógela— dije mientras lanzaba la pelota hacia el aire y le daba un pelotazo mandándola hasta el otro extremo del parque y le deba a uno de sus amigos.

Siguió la pelota con la mirada y después se giro a verme.

—Buen chute— dije ese chico rubio de ojos verdes.

—Gracias—.

—Soy Adrien— se presentó.

Lo mire durante unos instantes. Se me hacía raro ya que le había pegado un pelotazo a uno de sus amigos y después se presenta.

—Soy Nadine—.

—Bonito nombre—.

—Gracias el tuyo también—.

—Gracias—.

—De nada—.

Entramos en un silencio.

—Bueno adiós—.

—Si... eso... adiós—.

Me fui de ahí poco a poco preguntándome que había acabado de pasar. Estaba confundida. Nunca me había ocurrido algo así.

Hace tiempo que no iba a Champ de Mars el parque en donde está la Torre Eiffel. Quería ir pero no tenía con quien ir. Sería triste ir sola.

Pero igualmente no me quedaría con las ganas de ir.

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𝐏𝐀𝐑𝐈́𝐒 | 𝐄𝐓𝐇𝐀𝐍 𝐌𝐁𝐀𝐏𝐏𝐄́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora