Empiece por llorar noches seguidas, sintiendo que nada es lo mismo, que nada es igual.
¿Por qué? Se preguntará sin parar.
Sonría, piense que todo pasará y siga adelante, que de males nadie se salva y bienes pocos convienen.
Piense en el otro, sintiéndose libre, esperado que usted se sienta igual. O no...
Lunes, tres dias después, noche de viernes sentir su tacto y respirar su mismo aire. El que él respiraba y el que también exhalaba, disculpandose por todo, o tal vez por nada de todo lo que fue, de todo lo que fueron, sin dejar de pensar porqué, y en que eso era lo mejor.
Recordará sus labios moviéndose para pronunciar un "Hasta siempre" en la puerta de su casa, esos mismos labios que con familiaridad recuerda, ásperos y ágiles, se despedían de los suyos en la puerta de ese departamento del piso trece, el que con tanto añoro y dolor nunca olvidará, regresando al día de hoy, sin abrir los ojos, esperando despertar en un lugar distinto, en situaciones distintas, o, simplemente no despertar...
Buenas noches.
