Las estrellas titilantes en el oscuro cielo combinaban con las variadas luces distribuidas entre el puerto y el maravilloso club al aire libre en el cual nos encontrábamos. En la pista de baile, piernas enroscadas enfundadas de gabardina y jeans, vibraban al suave son bailable, diversos cabellos waffleados caían desparramados en aquellos pechos adornados con cuero negro o camisas de vestir. El salitre en el ambiente y el eco de las olas chocando contra el puerto le daba magia a la fiesta nocturna.
Mi cabello azabache caía pulcro y liso hasta mi mentón, dando un toque estilizado a mis finas facciones. Cruce desde mi asiento, mis largas piernas adornadas con blue jeans de campanas y tacos altos, las voces de mis amigos sonaban como un murmullo lejano que se perdía entre la fuerte música y las risas de las personas a mi alrededor; Estaba dispersa, no me concentraba en lo que ocurría en mi mesa. Mis ojos grises solo enfocaban el grupo de hombres sentados al otro lado de la pista. Una gruesa mano masculina envolviendo mi cintura me hizo reaccionar. Con un leve respingo, dirigí mi atención a los ojos esmeraldas que me miraban atentos.
- ¿Estas aburrida? ¿Quieres que nos vayamos? - Hablo en mi oído transmitiéndome su olor a tabaco y licor.
- Para nada, me gusta el ambiente. - Le digo muy cerca de su rostro mientras mi mano aprieta su muslo de grueso jeans. Mi novio asiente mientras se toma un trago de ron seco, mira alrededor y de repente el cambio de genero lo hace mover rítmicamente la cabeza.
- ¿Bailamos? - Me pregunta animado mientras se levanta y me jala por la mano sin esperar una respuesta de mi parte.
Una vez en la pista, siento como sus brazos envuelven mi torso y sus pies comienzan a guiarnos en un ritmo rápido y divertido. Abrazo su cuello mientras el agacha su cara para pegar su mejilla a la mía. Eren mantenía los ojos cerrados mientras disfrutaba la música. Yo miraba entre vueltas y vueltas a aquel hombre de cabellos oscuros que nos miraba mientras el anillo de oro en su dedo flotaba en su vaso de whisky. Tragaba grueso mientras movía las caderas deliciosamente para mi espectador. Miles de ojos se eliminaban a mi alrededor, solo podía sentir un rayo azul penetrándome desde aquella mesa. Los otros hombres de traje parecían entretenidos entre charlas y licor caro, uno que otro tabaco les hacía compañía.
Cuando la música movida fue remplazada por otra, el joven de perlada frente aflojo su agarre y con un suspiro me arrastro de vuelta a la mesa. Pude distinguir una sonrisa ladina en los labios de aquel personaje que por uno par de minutos se resumió a mi mejor público.
- No sabía que bailabas Eren. - Le pregunta la rubia mujer apenas nos reincorporamos a nuestra mesa.
- Nada más se atreve a bailar esa canción. - Dijo entre burlas nuestro amigo ojiazul. Eren chasquea la lengua mientras se quita su chaqueta de cuero negro. Él replica algo que sinceramente no escuche, pues los ruidos de los pasos invisibles retumbaban en mis tímpanos.
- Buenas noches. - Saludo cordialmente el hombre parado a mi lado mientras su fuerte perfume se colaba completo en mis fosas nasales.
- Buenas noches doctor. - Saludo educadamente Armin y el resto replico esa frase como si de una grabadora se tratara, mi escueto saludo siendo el ultimo murmullo. El respeto por el hombre era evidente, todos nosotros, aspirantes a médicos internistas, estábamos frente a la eminencia de la medicina moderna, el mejor cirujano del país y nuestro jefe inmediato.
- ¿Gusta un poco de ron? - Pregunta atento Eren y el niega rápidamente levantando su vaso con whisky importado.
- De hecho, vengo por la dama. – Dice seriamente mientras yo pestañeo rápidamente al ver su mano frente a mi rostro. - ¿Bailamos novata Ackerman? – Me pregunta directamente y yo lo miro con los labios entreabiertos, todos mis compañeros me miraban expectantes de mi respuesta y Eren me mira fijamente sin expresión alguna.
- Con gusto. - Logro articular con dificultad mientras le doy la mano y me dirige a la parte más alejada de la pista de baile. Su cara en mi cuello y sus brazos apretando mi cintura me hizo sudar nerviosa incluso antes de movernos al ritmo de esta canción, mi canción.
- ¿Y este atrevimiento? – Le pregunto en el oído mientras él me hace girar pegada a su torso.
- Te gusta esta canción. - Me dice con la convicción de aquel que lo sabe todo. Yo sin poder negarle nada solo cierro los ojos con el fin de disfrutar la música, disfrutar el baile, disfrutar su calor, disfrutar sus brazos. Disfrutarlo a él.
"Lo quiero."
Es lo único que pienso cuando su aliento caliente golpea con la palpitante vena de mi cuello, su perfume masculino mezclado con licor importado alteraba mis sentidos. Mis ojos cerrados masificaban sentirlo a él e ignorar lo demás. En una de aquellas vueltas, en la que docenas de parejas se atravesaron entre nuestra ubicación en la de mi mesa, en esa fracción de segundo, en la engañosa privacidad. Sus labios plantan un suave beso en mi hombro descubierto, dejándolo marcado con la sensación de hierro caliente y mi piel sensible como la de niño con fiebre.
Tan solo eso, ese pequeño gesto basto para hacerme suspirar a los recuerdos de sus caricias nocturnas, de aquellas que siento y disfruto. De aquellas que aun en las noches busco en mi solitaria cama. Tan solo tres.
Tres noches de playa, música y licor.
Tres noches que marcaron mis procesos, mi cuerpo, mi alma. Invirtiendo mi umbral de sensibilidad y placer a una escala manual firmada con su nombre y apellido.
Tan solo tres noches.
Tres esperas al final del día, que se sintieron como miles.
Mil noches de amor, todo mi ser.
- Anoche me visitaste. - La vibración de su ronca vos abarca mi mejilla, yo pregunto con un gesto placentero.
- ¿En qué momento? -
- En el momento en el que soy el autor de aquel mundo onírico. - Me explica y yo sonrió con malicia mientras siento la molestia que genera la tela de lentejuelas en mis erectos pezones.
- ¿Qué sucedió? – Le pregunto al oído mientras envuelvo mis dedos en el cabello de su nuca.
- Ya lo sabes. - Redondea mientras una de sus manos en mi cintura suben al centro de mi espalda, abarcándola con firmeza.
- No lo sé. Eso no es lo que yo sé. - El amor en sus ojos se disfrazan de incertidumbre, sus labios modulan frases que en mi mente ya había escuchado miles de veces.
- ¿Qué es eso? – Lo escueto en su poca habilidad comunicativa, me hace sonreír. Sonreír tanto que por unos segundos mis pies se detuvieron, mientras el volumen de la música disminuía lentamente, preparándose para darle paso a alguna otra. Tras su hombro, pude ver como se acercaban vacíos ojos verdes, en puños sus manos sin tacto.
- Lo que yo se...- Murmullo rápidamente, sus ojos azules expectantes, sus largas pestañas gruesas pestañaban rápidamente. - Yo solo se...-
- Bailemos esta Mikasa. - Me invita el castaño logrando llegar en poco tiempo a pesar del mar de gente que nos separaba. Suspiro y él no logra disimular la frustración en su rostro, con el animo de un soldado cobarde cumpliendo su deber, le ofrezco mi mano a mi novio y mientras me alejo de él, nuestros ojos se conectan. Fijamente, íntimamente.
De manera no verbal, intento decírselo.
De manera no verbal, deseo comunicárselo.
Tan solo quiero que sepas.
Quiero que sepas lo que yo sé...
*Aunque este lejos de sus ojos, ustedes estan cerca de mis pensamientos jajaja. quisiera compartir en el grupo de forEver rivamika, sin embargo, no sé que paso con él. Esto surgió rápido, mientras escuchaba "Lo que yo sé" de Diviana. Una joyita bailable. Feliz noche*
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Lo que yo sé.
ФанфикLo que yo sé, mis ojos te lo comunican. Lo que yo sé, me afecta mi vivir. lo que yo sé, espero que lo sepas.