Su vista paseó por todo el inmenso lugar; candelabros, mesas, cubiertos y muchas otras cosas de un muy claro valor elevado se podían apreciar. Todos los invitados llevaban ropajes elegantes y accesorios deslumbrantes para mostrar su alta posición en la habitación. Él se sentía fuera de lugar, muy incomodo, esa clase de evento social no era de sus preferidos, Boun prefería las fiestas sin control con alcohol en todas partes y muchachos con claros problemas hormonales, no fiestas de etiqueta en donde debían sonreír y hablar de como gastaron su dinero en cosas que claramente no son ciertas.
¿Pero qué podía hacer? Fue arrastrado a ese lugar por su padre, ¿para qué o por qué? No tenía ni una puta idea. Tuvo que peinar sus rubios cabellos, que mayormente los tenía desordenados, y ponerse un traje doble botón que le quedaba apretado.
— Cambia esa cara, por Dios, haz que me sienta orgulloso al menos una vez en tu vida. — La voz de su padre en un susurro solo para él se escuchó, miró hacia un lado y pudo ver la dura mirada de su progenitor. Sin tener otra salida, fingió una sonrisa y miró hacia el frente como si nada estuviera pasando.
Los Guntachai, su familia y en especial su padre, eran muy respetados, ¿Y cómo no serlo? Si más de la mitad de los hoteles, supermercados y condominios del país eran de su propiedad. Aunque a él le valía madre eso, no le importaría y seguiría con su alocada vida si no hubiera sido el primogénito de su padre.
— Iré al baño, ya vuelvo. — Fue lo único que dijo y, sin esperar la aprobación del mayor, dejó su copa de champagne a un lado para dirigirse a los servicios.
— Que estúpido todo, que se jodan todos. — No quería usar el baño, tan solo necesitaba desahogar su molestia. Entro a un cubículo y cerró la puerta con fuerza, bajó la tapa y se sentó. Tenía suficiente con los problemas de sus estudios y familiares para que también su padre agregue los del negocio familiar, ¿no veía que estaba a punto de querer tirarse de un puente?
— ¡A la mierda el negocio! — Gritó echo en furia mientras golpeaba con brutalidad la pared derecha del cubículo, necesitaba sacar todo, poco le importaba que fuera cara, la golpearía las veces que sean necesarias hasta cansarse.
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Salió del baño como si nada hubiera pasado, aunque sus nudillos de la mano derecha de veían claramente rojizos.
Pudo apreciar la figura de su padre, aunque ahora estaba rodeado de algunas personas. Metió su mano herida a uno de sus bolsillos de su pantalón de vestir, con la intención de ocultarla, inhaló una buena cantidad de aire y se acercó cabizbajo al grupo de personas sin tomarle mucha importancia a quienes se encontraban en él. Grave error. Uno muy grave.
— Boun, saluda al señor Klahan, a su esposa y a su hijo; N'Prem. Hace mucho que no los ves. — Elevó con rapidez su mirar para buscar a la última persona nombrada, sus ojos se encontraron, mierda, ¡lo que faltaba!
Tragó saliva, su corazón latió rápidamente y empezó a sudar frío, demonios.
— Sawatdee Khrap. — Hizo un Wai, pero no aparto la vista del pelinegro frente a él. ¿Cuánto tiempo había pasado? Dios, si el mundo estaba intentado destruirlo poco a poco, ¡felicidades! lo estaba logrando.
