|Avisen de errores ortográficos|
¡Capítulo largo, espero lo disfruten!
Lea
Parpadeé cantidades de veces y aún no podía creer que Dante hubiera hecho eso y yo lo permití. Sin sabes cómo reaccionar ante esta situación, cerré la puerta de mi habitación con seguro, me dirigí al baño y me despojé de toda mi ropa, menos de mis botas. Dejé mi ropa interior, y lo que anteriormente me había quitado, dentro del cesto de ropa sucia, limpié mis partes intimas, ya que me había manchado por mis fluidos, y me coloqué unas cremitas.
Fui a mi armario, me coloqué nueva ropa interior y un nuevo vestido del mismo color que el anterior; gris clarito. Cuando ya estuve lista, fui al baño nuevamente y tapé con maquillaje el chupón que había dejado Dante en mi cuello, por alguna extraña razón, en vez de enojarme sonreí a la vez que negaba con la cabeza. Me miré en el espejo de cuerpo completo y ya estaba lista para salir. Tomé mi pequeño bolso de mano y salí de mi habitación.
Miré a todos lados desconcertada y con el ceño fruncido. Había llegado a la planta baja, específicamente a la cocina, y ninguno de los chicos se encontraban.
-¿Chicos?...- pregunté mientras dejaba mi mochila encima de la encimera. Todo estaba perfectamente limpio y en orden pero ellos... ellos no estaban.
-¡BU!- grité y di un salto en mi lugar cuando sentí cómo una mano atrapaba mi pierna. Miré hacia abajo y me encontré con Lucca saliendo de abajo de la encimera, riendo a carcajadas a la vez que tocaba su estómago.
-Dios. Me asustaste- tomé grandes bocanadas de oxígeno, sintiendo mi corazón querer salirse de mi pecho.
-Eso fue gracioso- soltó otra fuerte carcajada y no pude evitar pensar en lo hermoso qué era. Sus ojos se achinaban, su cabello chino se movía de un lado a otro y una hermosa y radiante hilera de dientes blancos aparecieron en mi vista.
Sonreí mientras lo miraba y cuando me miró, enseguida cambié mi expresión a una seria.
-Casi me matas del susto, idiota- fui a la heladera y tomé una botella de agua, me serví un poco en un vaso y mientras me lo bebía sentí sus manos posarse en mi cintura, justo detrás de mí.
-No te enojes, linda, solo fue una broma- susurró en mi oído mientras me acercaba más a él. Resoplé, me separé de él y enjuagué el vaso.
-Esas bromas no se hacen- lo señalé con mi dedo índice- Un susto puede ocasionar una muerte repentina con un fallo cardíaco. Eso fue demasiada adrenalina para mí y mira que yo la amo, pero la adrenalina excesiva conlleva la salida del calcio del músculo cardíaco, eso provoca una contracción cardíaca, llevando finalmente al colapso y eso significa muerte, ¿entiendes?, muerte, idiota.
-No entendí nada de lo que dijiste, solo entendí que un susto te puede causar la muerte, pero bien, no lo hago más- mordió suavemente mi dedo y con una mano me jaló de la cintura, pegando su pecho con el mío.
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Lea [SUSPENDIDA]
RomanceLea es una doctora de veinticuatro años. Es una chica que no cree en el amor ya que siempre tuvo malas experiencias en todas sus relaciones, pero hubo una que la marcó profundamente. Los D'Angelo al verla supieron que ella sería su mujer. Están disp...