único

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—Ni-ki te vas a enfermar

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—Ni-ki te vas a enfermar...— regañó HeeSeung a su menor, quien se encontraba bebiendo una limonada con pequeños cubitos dentro de este, sus piernas se movían simultáneamente y tenía una gran sonrisa sobre sus labios.

Estaba muy feliz, ¡era su cumpleaños número 11!

Había invitado a todos sus amigos de la escuela, y también a Yang JungWon, su mejor amigo.

Y le dolía un poquito su corazón llamarlo así, Ni-Ki quería que sea su novio, precisamente el rubio no tenía un concepto claro de la palabra "novio", pero sus padres le habían contado que se iba a enamorar, sentiría unas maripositas volar sobre su estomago, su corazón latiría con fuerza al estar cerca de la persona especial, se pondría nervioso, y que querría pasar tiempo junto a él o ella, y que si ambos se amaban, podrían ser novios, una pareja donde ambos se demostrarían su lindo amor.

Ni-Ki experimentó eso y más al lado de JungWon, pero era una lastima que el contrario solo lo vea como su mejor amigo.

HeeSeung solo negó, rindiéndose en quitarle la bebida, estaba mas que claro que el rubio no lo soltaría.

Ya era la segunda persona en el día que le había dicho 'te vas a enfermar", más, Ni-Ki no planeaba dejar de tomar aquel refresco frio, mucho menos después de que su padre le comprara un frasco de su sabor favorito de helado.

Se sentía mayor, sentía ya era lo suficiente "maduro", cumplía once añitos, y sus padres creían que aun era un bebé.

Sus lindos ojitos brillaban al ver los regalos que dejaban en la mesa, niños de su misma edad llegaban al lugar y lo saludaban, el estaba vestido de príncipe sentado en el trono con una corona resplandeciente sobre su cabeza. 

La habitación estaba decorada de muchos colores, entre celeste y amarillo, y tenía figuras de dibujitos por las paredes, había mucha serpentina de brillos y Ni-Ki no podía sentirse mas  feliz, oh, bueno, si podía.

JungWon entró por la puerta con un gran regalo en sus brazos, sus hermosos hoyuelos estando presente al igual que su cabello bien peinado y su sonrisa, única y tan preciosa a vista de Ni-Ki.

Cuando su mayor se acercó a pasos lentos hacia el, no supo que hacer, su corazón latía desenfrenado, sus mejillitas de colorearon de un tono carmesí, no quería actuar tan nervioso frente a él.

 —Nini...¡Feliz cumpleaños!— el pequeño se abalanzó a dar un fuerte abrazo, el menor escondió su fino rostro cerca de su cuello.

—Gracias Wonnie...— no quiso despegarse del mayor, estaba tan cómodo en los brazos de JungWon que no quería soltarlo, con un puchero le pidió a su padre que colocara una sillita al lado de su trono, con el objetivo de que el niño lindo de hoyuelos se sentara y esté a su lado.

—Nini, ¿sabes cual es el regalo que te traje?

—¡Sip! creo que es un ¡achu!— Ni-Ki cubrió su nariz con su antebrazo, soltó una risita, y continuo hablando.—¿Es un ...¡achu!

(take) care of me !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora