Capitulo 1: Boda

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Ana Brown

-Señorita Brown, ¿ya está lista?- me pregunta mi mucama desde la otra parte de la puerta.

Salgo de mis pensamientos y le digo un "si". Escucho sus pasos alejarse y, vuelvo a tomar aire. El corset me está matando.

Ahora estoy pensando en que deberé hacer cuando llegue a la boda de mi hermana mayor: Mary Brown, dentro de poco apellido de casada: Schell. Estoy feliz por ella, pero si vieran a mi madre, pensarían que se le saldrá el corazón de la felicidad, pero solo esta feliz por 2 razones; 1: Mary se casara con un príncipe; 2: Por fin se casa después de 3 años sin conseguir ningún marido.

Mi vestido y peinado quedaban bien; el vestido verde claro, que combinaba con mis ojos verdes claros. El vestido era elegante, me llegaba hasta los pies, -tapándolos-, llevaba escote, muy apretado. el peinado era suelto, y con dos trenzas unidas atrás.

-Vos podés Ana, solo tenés que sonreír. - me dije a mi misma mirándome en el espejo pequeño.

Mientras me fijaba en el espejo que todo estuviera perfecto: escuché que volvían a tocar la puerta.

-Señorita Brown, el carruaje ya está listo. Sus padres y hermanos la esperan. - dijo Alicia, mi mucama.

-Dígales que ya voy, gracias. - dije levantándome de mi silla.

Después no escuché más a Alicia. Antes de salir agarre mi abrigo, verde.
Al llegar al hall, ví a mis padres: Hernán Brown y Maggie Brown. Luego a mis tres hermanos: Carlos Brown, de 22 años, y Francisco Brown, de 17 años.

Cuando llegó a a la puerta, mi mamá me nota, y me sonríe.

-Que bueno que ya estés lista, hija. Hoy es un día muy importante- dijo mi madre sonriendo. Yo ya me imagino que piensa; "se va a casar Mary". Lo único que hablo durante estos 2 meses.

Tal vez tendría que estar feliz, ¿No? Mi hermana tuvo la suerte de poder casarse con alguien a quien en verdad ama, no tendrá que fingir amor y el también la ama. De una parte estoy feliz, pero por otra no; ahora yo soy la siguiente en que se tenga que casar.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho que abren la puerta. Ya mis hermanos están saliendo.
Sin perder tiempo, salgo de la casa, y veo el carruaje negro y dorado.

-Es uno de los regalos que nos dió el marido de Mary, ¿Recordas? - me dice mi hermano menor: Francisco.

-Como no recordarlo, madre hablo durante un mes entero de los regalos- dije sonriendo al recordarlo. Mi hermano también se rió. Y es que da risa, solo hablaba de 3 cosas: los regalos, la boda y como sería nuestra reputación cuando se case Mary.

Toda mi familia estaba feliz, mi hermana se casaría con uno de los hombres más importantes del mundo.
Yo siendo sincera, le tengo mucha envidia, se casará estando enamorada y no obligada, como posiblemente yo.

Como ella ahora se casará, me toca a mí casarme. La semana que viene va ver un baile -muy importante-, dónde claramente irán hombres importantes; príncipes, empresarios multimillonarios, etcétera. Y yo tendré que ir obligada. Y buscar un marido, que seguro no estaré enamorada.

Con solo pensar estar casada con un hombre de 50 años, me dan ganas de vomitar.
Lo único que espero, es que mi padre tenga piedad en mi y no me case con un viejo, y me deje casarme con un joven cerca de mi edad.

Me bajo del carruaje, y veo que ya está desapareciendo el sol. Y una gran iglesia, que es de 5 pisos.
Miró a mis hermanos, y veo que ya llegó Thomas Brown, el mayor, de 24. No venía con ninguna chica -Para sorpresa de nadie-. Mi hermano ya estaba en la edad perfecta para casarse. Tiene ya todo para casarse; es atractivo, adinerado, y con una reputación perfecta. Pero dice que ahora solo se quiere centrar en su trabajo, ¡mentiras! Solo no quiere casarse.

El Príncipe DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora