Prologo

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Nuevamente el Valle del Fin había sido testigo de una de las batallas más feroces de su historia. Los jóvenes que ahora descansaban habían terminado de solucionar sus problemas y aunque habían jurado que ambos morirían si se enfrentaban nuevamente, ambos aunque muy heridos estaban vivos y felices de estar uno junto al otro. Ellos sabían que se comprendían mejor peleando, esa había sido su forma de comunicarse durante años. Una enorme sonrisa surcaba el rostro de Naruto, por fin había atrapado a Sasuke, por fin lo haría regresar a Konoha, por fin podrían estar juntos.

-He perdido- habían sido las palabras de Sasuke mientras en su rostro surcaba una sonrisa. Él sabía que solo Naruto era el que podía sacarlo de aquella oscuridad, pero su misma terquedad no lo dejaban rendirse, tenía que seguir hasta que lo sacudieran hasta el punto de encontrar su camino nuevamente –Ahora puedo morir en paz.

-De que hablas, no seas idiota- reclamo un herido rubio junto a él –Tienes que vivir y ayudarme a reconstruir la aldea, también me debes muchas peleas, así que no hables estupideces teme.

-Cállate usuratonkachi.

En ese momento sus otros compañeros del equipo llegaban a su rescate. Sakura se mostraba conmocionada por todo aquello. Les había costado dos días encontrarlos y ahí estaban uno junto al otro totalmente heridos pero con una sonrisa en sus rostros, al parecer habían solucionado sus problemas, una sonrisa llena de nostalgia también surco por su rostro, Naruto había cumplido su promesa y lo había traído nuevamente.

Comenzó con los tratamientos y coloco sus manos primero en Sasuke al ser el más herido de los dos. El kyuubi estaba ayudando a Naruto así que podía soportar un poco más. Con mucho cuidado Kakashi paso una mano por el hombro de Naruto ayudándolo a levantar. Ver a sus alumnos nuevamente juntos le había dado mucha alegría y nostalgia.

Cuando ya estaban un poco más estables los llevaron a la aldea. Todos habían despertado de su sueño infinito y se encontraban ya trabajando en levantarse de entre las cenizas, Konoha volvería a vivir y más ahora que sus héroes habían regresado. Todos vitorearon a los ninjas que llegaban, los 4 cada uno a su manera lo habían dejado todo para salvar el mundo. Madara había estado a un paso de cumplir su sueño y ellos lo habían evitado.

Luego de unos días todo seguía en tranquilidad, la aldea había regresado a la tranquila normalidad, los niños iban a la escuela, los ninjas hacían misiones y los jóvenes héroes se recuperaban en el hospital de la aldea.

-Al fin despiertas teme- su frente, parte de su pecho y uno de sus brazos se encontraban cubierto por vendas.

-Yo no tengo un demonio que me cura dobe- por su parte estaba vendado en cuello, pecho, un brazo y una pierna.

Uno estaba frente al otro en las camillas así que podían verse sin problemas, la amplia ventana junto a ellos dejaba entrar solo la luz suficiente para iluminar el cuarto, por lo que veían no era ni siquiera el mediodía. Cada uno tenía a su lado una mesita. En la de Naruto habían unos girasoles y en la de Sasuke margaritas blancas.

(Risa)

-De que te ríes dobe.

-Pues, que por fin estas en la aldea.

El semblante de Sasuke cambio y se tornó un poco más serio. Movió su brazo y quito su aguja del suero.

-Que haces idiota, todavía estas débil.

-Lo necio lo aprendí del mejor dobe.

-Ok, déjame regresar tu trasero a la cama- dijo también quitándose la aguja del suero y levantándose de la cama.

Ambos estaban adoloridos pero ambos eran muy testarudos para mantenerse tranquilos a pesar de sus heridas. Cuando ambos estuvieron frente a frente, Sasuke veía al rubio fijamente a los ojos. Naruto no sabía lo que pasaba, en si pensaba que lo golpearía o algo parecido, su relación era algo así, pero solamente se quedó ahí viéndolo fijamente a tal punto que sintió como sus mejillas se hacían más cálidas.

SamsaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora