07; extra

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— ¡Yah, corre! —exclamó la mayor tratando inútilmente de cubrirse a ella y a su novia de la torrencial lluvia del medio día.

Habían organizado un sábado lleno de películas de romance, dulces y mimos en exceso. Lo que las llevó a levantarse de la cama y salir de casa aún vistiendo sus pijamas para ir al supermercado más cercano a abastecerse de las golosinas más indispensables para su maratón.

No le tomaron importancia a las oscuras nubes, pues según el pronóstico la lluvia llegaría a la ciudad por la tarde.

— Estúpido chico del pronóstico —se quejo Tzuyu sintiendo como sus pantuflas se empapaban de agua, causando una horrible sensación por sus calcetines mojados pegandose a su piel.

Nefasto.

Estaban a punto de llegar al auto de la taiwanesa cuando un llanto atrapó la atención del campo auditivo de Sana.

La chica paro su apresurado andar para echar un vistazo a su alrededor, el estacionamiento estaba casi vacío por el clima y lo único que alcanzaba a visualizar era un cubo de basura casi del otro extremo.

— ¡Bebé! ¿Qué ocurre, estás bien? —Tzuyu rápidamente regreso a ella al verla parada en medio del lugar, notandose bastante confundida.

— ¿Escuchas eso? —arqueo sus cejas y sus labios formaron un puchero.

La chica más alta frunció el ceño tratando de captar aquello que su novia decía, aunque el único sonido que lograba percibir era el de las violentas gotas de lluvia golpeando la acera y su cuerpo empapado.

— No, Sana... —tomó su brazo.— Vámonos, la lluvia está empeorando.

Trató de arrastrarla, pero Sana en su lugar entrecerro los ojos y empezó a dirigirse a ese cubo de basura. Estaba segura de que había algo ahí.

— Sana —volvió a llamarla, viendo cómo cada vez se alejaba más.

Torció los labios al ver como su novia la ignoraba, soltó un suspiro y le siguió el paso para asegurarse de que no le pasara nada a su linda y pequeña novia mimada.

— ¿Qué escuchas, eh? —cuestionó una vez que logró alcanzarla.

— No estoy segura, pero se escucha cerca —murmuró segura de su intuición.

— Sanashii, regresemos ya... —rezongo y abulto sus mejillas, arrugando suavemente la nariz cuando fue nuevamente ignorada.— tonta...

Estando cerca de ese lugar maloliente Tzuyu hizo una mueca y Sana solo presionó sus labios antes de rodearlo. Pará encontrar aquello que lloraba por ayuda.

Un lindo gatito bebé.

— Tzuyu, es un gato —sus labios se expandieron en una gran sonrisa brillante.

— ¿Un gato? ¿Y?

— ¿Y? —la imitó viéndola de manera incrédula.— Llevemoslo a casa, recuerda que hablamos de esto... Adoptar uno...

— No —la señaló con su tembloroso dedo— hablamos sobre que yo sería tu gato, ¿cuál es la diferencia entre los dos?

Sana no pudo evitar reír al ver a su novia tan irritada. Tzuyu siguió hablando sobre las desventajas de llevar un animal a casa y es que con ambas trabajando turnos completos de lunes a viernes sería imposible que el pequeño individuo tuviera cuidados o fuera vigilado por alguien si es que se atrevía a hacer alguna travesura. Desgraciadamente, la nipona estaba demasiado ocupada sintiendo lástima por el pequeño peludo, que al igual que ella estaba empapado por la lluvia arrinconado contra una caja de cartón que no ayudaba mucho a protegerlo del mal día.

like a cat. [satzu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora