01

48 3 2
                                    

Tw: suicidio.

"Las almas rotas no se unen, es imposible creer que nos podríamos reparar porque sólo cada uno sabía dónde estaban sus heridas, sus pedazos." O al menos eso dicen.

Mi novia y yo nos amamos, eso lo tengo por seguro, pero ella y yo no estamos bien, estamos rotas por dentro. Estamos devastadas y por más que nos amemos no podemos hacer nada para calmar el sufrimiento de la otra.

Lo he pensado mucho y he decidido terminarla. Aunque la ame y ella me ame a mí, no estamos bien, no estamos siendo correspondidas una por la otra. Tal vez este amor no es nada más que dependencia emocional por haber estado saliendo durante dos años y ser el primer amor de la otra.

Y sí, aunque tengamos dependencia emocional la una a la otra, no podemos ser servibles con el tema de nuestras emociones.

Hoy he decidido llamarla y decirle que nos encontremos en el parque cerca de mi casa; así que saqué mi teléfono y busco su contacto. Lo encuentro y me quedo viendo el nombre de contacto, era un muy lindo nombre que mi yo de hace dos años le había puesto: "Mi bonita".

Un poco arrepentida de lo que iba a hacer, la llamo y contesta unos segundos después.

—¿Hola? —habla ella de primera. Su voz se puede escuchar cansada, triste.

—Hola, Ney. ¿Puedes venir al parque que está cerca de mi casa?

—Hmm... No creo poder.

—¡Oh! Está bien, no te preocupes. Hablamos luego...—con desilusión de que mi plan no haya salido como yo quería, cuelgo la llamada y aviento mi celular a mi cama.

Al día siguiente vuelvo a llamarle:

—¿Aló? —a diferencia del día anterior, hablo yo primero.

—Hola, Sofía —me estremezco cuando dice mi nombre.

En realidad no he dejado de estar enamorada de ella. Cada vez que la pienso recuerdo lo mucho que la amo y que he llegado a amarla, pero con las dos rotas por dentro es completamente difícil tener una relación sana.

—¿Se te ofrece algo? —me dice después de que yo haya estado en completo silencio por unos segundos.

—Ah... Sí, lo siento —por fin reacciono y continúo hablando—. ¿Ahora sí puedes ir al parque que queda cerca de mi casa?

—Lo siento, no puedo...

—¡Está bien!, está bien... No te preocupes, podemos vernos otro día —nuevamente soy yo la que cuelga la llamada.

Dejo mi teléfono en la mesa del comedor y voy a la cocina a hacer un poco de la que era la comida favorita de ella y mía: pechuga de pollo rellena de mozzarella, envuelta en jamón parma, con puré de papas hecha en casa al lado.

Hace tiempo no nos hemos contado cosas, así que no sabría si esa sigue siendo su comida favorita, pero la mía siempre lo será.

Luego de un tiempo me senté a comer y me puse a pensar en si ella me seguía amando como lo hacía antes. Sobrepensé tanto eso que, cuando me fui a recostar en mi cama, lloré hasta quedarme dormida.

Al otro día no le quise llamar, quería ver si ella me llamaría al menos una vez.

Creí que sí lo haría, fui ilusa y creí que me llamaría. Pero no lo hizo, el día se pasó y yo esperé su llamada como tonta.

Pero no me rendí tan fácil y esperaba que el día siguiente me llamara de una vez por todas, pero no fue así.

Y así se fueron los días, hasta que pasaron dos semanas y no sabía nada de ella, así que, de una vez por todas, me decido de ir a su casa.

En camino a su casa estuve pensando en todo lo que habíamos hecho juntas en el pasado; habernos conocido en 3ro de primaria y en 2do de secundaria haber empezado nuestra relación.

Hasta que llegué a su casa. Toqué la puerta dos veces y me abrió su mamá, así que le hablo de primera:

—Buenas tardes, señora.

—Buenas tardes, niña —la señora se escuchaba triste y tenía los ojos hinchados, pero no sabía por qué.

—¿Está Ney? —pregunto con curiosidad y ganas de verla para poder hablar con ella de una vez por todas.

La madre de Ney se echa a llorar y yo la veo con cara de confusión, pero a la vez con una cara de preocupación. Así que decido preguntarle:

—¿Pasó algo, señora? —le doy a la mujer un abrazo consolador mientras le sobo la espalda.

—Ney, mi niña, murió la semana pasada. Se suicidó por razones que no conocemos. Pero dejó dos cartas, y quiso que te diéramos una a ti —la señora habla mientras llora desconsoladamente en mi pecho.

La señora se separó del abrazo y entró a la casa por algo.

—Toma, niña —dice limpiándose las lágrimas y dándome un papel—. Ésta es la carta que Ney dejó para ti.

Sin asimilar lo que me había dicho la mamá de Ney hace unos minutos, agarro el papel que estaba en la mano de la mujer.

Ney había muerto, mi linda Ney se había suicidado la semana pasada y yo no lo supe hasta ahora.
Me quedé unos segundos analizando la situación, hasta que me puse a llorar junto con la mamá de Ney.

A este punto pensaba que mi vida ya no tenía sentido.

Después de un rato me fui a mi casa y continué llorando, continué por días.

Luego de unos días llorando, recordé que no había abierto el papel que me había dado la señora, así que decidí abrirla.

La abrí, la leí y luego me puse a llorar aún más por el contenido de la carta. La carta decía:

Querida Sofía:
Los años que estuve contigo fueron maravillosos, tan magníficos que desarrollé una dependencia hacia ti...

Lamento no haberte llamado antes para despedirme, sé que estuvo mal de mi parte no haberlo hecho, pero mi decisión ya estaba tomada, y si hablaba contigo probablemente me iba a arrepentir.

Sé que en estos momentos estás triste. Perdón por ser egoísta y no haber pensado en ti; por no haber pensado en que ya habías perdido lo suficiente para ya sentirte deprimida.

Sé que algún día nos volveremos a encontrar, porque estoy segura que somos almas gemelas. Pero por mucho que seamos almas gemelas, también somos almas rotas y no podemos hacer algo para cambiarlo.

Quiero que sepas que te amo, mi amor. Que te amo, te amé y siempre te amaré.

Con amor: tu querida Ney.

Y volví a llorar, pero ahora con más ganas. Mientras lloraba, estuve pensando en algo, al principio pensaba que era una mala idea, pero a este punto de mi vida ya no sabía qué hacer.

Y así fue, días después tomé la decisión de quitarme la vida. Ya que, ¿qué sentido tendría vivir cuando ya no tengo nada? Mis padres y mi perro murieron quemados en un incendio hace dos años y mi novia había muerto hace menos de un mes, ya no tenía nada qué hacer aquí.

Así que así fue, me quité la vida en la madrugada del día siguiente, y ya no hubo vuelta atrás...

Almas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora