prólogo

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Zoe se mira en el espejo. Ve el top de lentejuelas blancas brillando en el reflejo. Nota como la falda del mismo material se ajusta a su cintura. Las botas la hacen ver un poco más alta de lo que ya es y siente que una de las trenzas de su cabeza le pica un poco, aunque le resta importancia. Zoe toma el gloss de la mesa y se pone otra capa, haciendo que el rojo de sus labios resalte más. En el sillón está su mejor amigo y compañero de vida, la persona que la acompañó desde siempre. Simon le toma una foto y la sube a sus redes sociales; es su trabajo presumir a una chica tan linda como Zoe. En eso tocan la puerta. Lyss entra para decirle que debe subir al escenario en 20 minutos. Ambos adolescentes le agradecen a la chica, la cual sale del camerino inmediatamente para avisarle lo mismo a las bailarinas y coristas. Simon mira a Zoe. Sabe lo importante que es para ella dar un buen espectáculo. También sabe las consecuencias que pueden sufrir ambos.
-Trata de dar un buen show Zeta.-
-Lo haré.-
-Estoy seguro que si. Tu puedes -
-Lo se Simon.- Interrumpe ella con los ojos cerrados. -Gracias-
Zoe abraza a Simon, el cual le corresponde. El chico le acaricia la espalda y le da un beso en la frente, para luego salir y dirigirse a la primera fila, al frente del escenario, donde sabe que miles de paparazzis lo estarán esperando para tomarle fotos. Es el último show de la gira y todo el mundo sabe que el modelo Simon Haynes estuvo apoyando a su novia durante esta. Todo el mundo piensa que su relación es perfecta. Ella le dedica canciones frente a miles de personas. Él finge que corresponde a la letra de estas. Pero no pueden hacer nada al respecto. Porque Zoe no podría estar más interesada en Simon y viceversa. Porque los objetivos de ambos son exactamente iguales pero distintos a la vez.

***

Después del concierto, Emma sube a la van junto a Theo, Valerie y Will. No podían creer que acababan de presenciar a su ídola en primera fila. Theo estaba especialmente eufórico ya que se había encontrado a nadie más y nadie menos que a Simon Haynes en los baños del estadio. Valerie no podía dejar de chillar y dar saltitos de emoción mientras Emma y Will reían. Después de hacer una parada rápida en McDonalds para superar la depresión post concierto, Theo deja a cada uno en sus respectivas casas. Al final deja a Emma. La chica le agradece a su amigo por el aventón y sube por el ascensor hasta su piso. Usando su llave, abre la puerta y se dirige a la cocina a prepararse un té. Mientras hierve el agua escucha un maullido y nota como sus piernas son acariciadas por algo peludo. Emma ríe mientras le rasca las orejas a Perséfone, acto seguido le busca un premio en la alacena. Después de jugar un rato con su gata se lava las manos y se sirve el té en una taza. Antes de dirigirse a su cuarto para lavarse el maquillaje y ponerse algo más cómodo mira una nota en el refrigerador de la cocina. Emma la lee pero le resta importancia. Sabe que su tía a veces se iba de viaje, por lo que era común para ella tener el departamento para ella sola. No se preocupó en lo absoluto, sabía que su tía siempre regresaba tres o cuatro días después con algún regalo que no había pedido pero que agradecidamente guardaba en su cuarto. Así que se dirigió con su taza de té y con su gata a ponerse algo más cómodo.

Pasó una semana. Emma no tenía ni idea de su tía, por lo que decidió escribirle. No recibió respuesta, tan sólo una misteriosa transferencia bancaria de 2000 dólares. Le pareció extraño. La nota decía lo mismo de siempre: que su tía se iba por unos días de viaje, que ella (Emma) sabía dónde estaba la tarjeta, que podía usarla cuando quiera y que podía invitar a sus amigos a la casa siempre y cuando la limpiase después. Pasaron dos semanas. Emma seguía tratando de contactarla de cualquier manera pero sus esfuerzos fueron en vano. Al término del mes comprendió que no iba a regresar, al menos durante un buen tiempo. Más que nunca Emma se sintió traicionada, pero sobre todo, se sintió estúpida al volver a ilusionarse y confiar en la gente. Se dio cuenta que solo había perdido tiempo y lágrimas esperando a que alguien llegara a salvarla cuando en realidad nadie lo iba a hacer.

O al menos eso era lo que pensaba.

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