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Chan.
Hace poco más de un mes había llevado mis solicitudes de empleo a Tokio, en los requisitos decía que deberías entregarlas personalmente para que te tomen en cuenta, así que lo hice.

Ese mismo día me hicieron una pequeña entrevista para preguntarme sobre mi experiencia laboral, mis estudios y donde trabajaba actualmente.

Me habían dicho el típico "nosotros te llamamos", no les creí, cuando salí de la universidad tres restaurantes me dijeron lo mismo. Bastardos mentirosos.

No es que no me gustara el lugar donde ahora trabajo. Era un restaurante elegante, pero no, yo quería estar en el Royal Eagle Hotel de Tokio, uno de los hoteles más importantes en aquella ciudad y del país.

Hoy me había llegado una carta con la dirección de las oficinas del hotel, la misma donde llevé mis pápeles.

En ella estaba escrito que había quedado para ser el chef titular de dicho lugar. Me sentí muy emocionado.

¡Tenía que decirle a Minho! Quería que el fuese el primero en saberlo, así que le llamé.

Le marqué tres veces y no contestaba, me mandaba al buzón de voz. Raro, el siempre contestaba a los tres pitidos, claro, a menos que estuviera en horarios de sus clases. No le permitían utilizar el móvil, su directora decía que era un distractor y podían descuidar a los niños. Idiota.

Cinco llamadas y al fin.

ㅡHola, Chan ㅡhabló antes que yo.

ㅡMinho ¡Te tengo buenas nuevas! ㅡle dije demostrando mi obvia emoción a través del teléfono.

ㅡ¿Ah, sí? ¿Cuáles son? No me digas que Bill Kaulitz apareció en la puerta de tu casa y te ofreció sexo gratis. Por que, si es así, te odio.

Reí por su muy estúpido chiste.

ㅡNo, pero ojalá ㅡfingí mi tono de decepciónㅡ, en quince estoy en tu casa, bebé. No tardo.

Y con eso colgué, no deje que se despida, que mala persona soy.

(...)

Estacioné lo más rápido que pude en casa de mi amigo de ojos marrones. La vejiga estaba por explotarme. En el camino me había dado por tomarme dos botellas de aguas, según yo era la emoción.

Baje corriendo y toqué el timbre desesperadamente. No aguantaba más. Minho me abrió con el teléfono en la oreja. Pasé a un lado de él y fui directamente al baño de visitas.

Me desabroché el pantalón, bajé la bragueta y, ¡Aaaah! Me sentí un hombre nuevo. Acomodé mi ropa y me volteé para la lavarme las manos. Dentro de estos se encontraban unos aparatos que tenían forma de termómetros. En el suelo habían cajitas de diferentes colores y marcas. Tome los "termómetros" y las cajas, los miré un rato, Minho seguía hablando con alguien por teléfono, lo oía pero no entendía lo que decía.

Leí el contenido de los empaques y me di cuenta de que eran pruebas de embarazo y... Todas marcaban positivo.

¡Minho estaba embarazado! ¡Tendría un bebé! No, ¡Tendríamos un bebé!

Creo que este día lo calificaría como el mejor día de mi vida porque: 1) me habían dado el trabajo de mis sueños y 2) me enteré que Min estaba con un bebé mío dentro de él.

Dejé todo a un lado y me lavé las manos velozmente. Salí con la mejor sonrisa que tenía, acerqué y lo abracé.

ㅡ¡Tengo una noticia! ㅡhablé primero, demostrando toda la emoción contenida dentro de mi.

ㅡYo también ㅡmurmuró algo bajo, aun así, logré entenderlo.

ㅡMuy bien, pero primero yo... ¿Te acuerda que la vez que nos peleamos te dije que iba a mandar unas solicitudes de empleo?

ㅡHmm... Sí ㅡcontestó asintiendo lentamente.

ㅡ¡Pues me dieron el empleo! ¡Conseguí trabajo en Tokio! ㅡanuncié gritando alegremente. Se quedó pensando un gran rato, yo lo observaba desde la corta distancia que me separaba de Min.

ㅡ¿Un cabaret? Tu no puedes trabajar en uno, eres un chef, a menos que sea uno Gourmet.

ㅡNo seas idiota ㅡcarcajeé por lo idiota que sonó su comentarioㅡ. Hablo de Tokio, la ciudad, no el cabaret, que por cierto, es muy bueno.

ㅡ¿Me va-as a dejar? ㅡsus ojitos comenzaron a aguarse, quería llorar y se estaba haciendo al fuerte.

Jamás lo dejaría, y menos ahora. ¡Cierto! Tenía que pensar, era el bebé o el trabajo de mis sueños, pero vamos, era más que obvio, como cualquier padre pondría a mi hijo en primer lugar, total, podría quedarme trabajando en el mismo lugar, la paga era demasiado buena.

ㅡMinho, vendré para vacaciones ㅡacorté la distancia y lo tomé entre mis brazos, dándole un cálido abrazoㅡ. Además, es el trabajo de mis sueños. ¡Trabajaré en el Royal Eagle Hotel!

ㅡ¡Increíble!

Se alejó unos pasos de mi y me miró con una sonrisa que yo conocía, era una de esas sonrisas tristes y nerviosas. La misma que puso cuando reprobó un examen de matemáticas y no quería decirle a su mamá.

ㅡAhora, tú... ¿Qué querías decirme? ㅡsonreí tanto que dolía, mis hoyuelos deberían parecer pozos profundos.

ㅡ¡Felix nos invitó a comer el viernes! ㅡdijo como si eso fuera lo mejor del mundo.

¿Qué carajos le pasaba? ¿No eran de él esas pruebas o qué? ¡¿Por qué no dijo nada?! Espero que tenga una buena explicación. Tal vez no está listo, y quiere hacer esto un poco más formal.

Le daré su espacio y esperaré a que él lo diga.

ㅡBueno si es todo, tengo que ir a decirle a mi mamá, adiós ㅡno pude evitar mi tono de enfado, fue algo inconsciente. Volví a abrazarlo, besé su frente y salí de ahí para ir con mi madre.

Me sentía triste, pero no iba a llorar, yo sé que me lo va a decir.

Ojalá sea antes del viernes, ya qué el sábado saldría mi vuelo para Tokio. Como dije, voy a esperar, confió en él, me lo va a decir, Minho no es ningún mentiroso.

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- ̗̀ ❲𝗕𝗮𝗯𝗶𝗲𝘀 𝗳𝗼𝗿 𝗛𝗼𝗻𝗻𝗶𝗲 ੭ 「𝖺𝖽𝖺𝗉」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora