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Se sentía raro, su corazoncito latía con emoción y nervios. Una pequeña sonrisa estaba dibujada en su rostro. Se sentía feliz.

Miró a su alrededor. El clima no podía ser más agradable, el sol bañaba de manera perfecta aquel parque. No era molesto, era suave y acariciaba delicadamente su piel, haciéndole pequeñas cosquillas. La brisa de primavera movía sus cabellos de forma graciosa, y el leve polvillo de estación tintaba su nariz de color rojo.

Entonces, como si fuese iluminado por los rayos de sol y el cantar de los pájaros lo acompañasen, apareció él. Lucia sumamente precioso a sus ojos, su cabello se movía junto a la brisa y sus ojitos brillaban más que el sol propio, que envidioso pegaba a su rostro. Al caminar, parecía que tintaba todo de rosa. Él era de color rosa.

Desde el día en el que lo vio caminar hacia él, supo que su vida seria de color rosa, justo como lo era en aquel instante.

La vie en rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora