06 . . . Epilogue

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Hyunjin despertó con lágrimas en su rostro, sintiendo su cuerpo temblar sin poder controlarlo. Miró a su alrededor, y confirmó que estaba en su habitación. Aún era de noche y estaba completamente solo. Entonces se permitió llorar sin cuidado alguno, sin vergüenza y sin miedo. Porque estaba solo, porque nadie lo escuchaba. Porque Seungmin no estaba con él y eso lo rompía. Porque extrañaba a su lindo novio. Habían pasado ya dos años desde que Seungmin falleció, y recordaría con dolor como si hubiera sido el día anterior.

Fue un sábado, Seungmin y él habían decidido tener una cita. Estaban sobre un autobús, el que los llevaría hacía él acuario, lugar que Seungmin amaba visitar. Charlaban entre si, sosteniendo sus manos como siempre solían hacerlo. Pero en un abrir y cerrar de ojos dejaron de sentir la mano del contrario, siendo separados bruscamente.

Un loco que conducía se atravesó frente al autobús, haciendo que esté perdiera el control y comenzará a chocar abruptamente con los demás automóviles en la calle. Todo paso tan rápido que ninguno pudo entender nada. Hyunjin tomó conciencia de lo que sucedía cuando el autobús dejó de dar vueltas y volcó, escuchando la voz de Seungmin llamar a su nombre con desesperación.

Odiaba recordar con detalle el rostro de su chico, que luchaba por salir del autobús e ir con él, que había sido sacado a la fuerza. Hyunjin odiaba recordar cuando el autobús explotó, llevándose la vida de muchos, la de Seungmin y la suya. Se sigue lamentando no haber estado junto a él, no haber muerto con él. Porque una vida sin Seungmin, no era vida. Pero aún así se mantenía respirando, el cuerpo de su novio lo mantenía en pie.

Hyunjin y Seungmin se habían conocido por casualidad, en el momento justo donde ambos lo precisaban. Todavía lo recuerda con amor, todavía recuerda la primera vez que lo vió. Vestía un ligero suéter rosa, con su guitarra del mismo color colgada en su espalda. Su cabellito negro era precioso y sus mejillas rosas igual. Hyunjin quedó totalmente enamorado.

Fue como un rayo de luz en su vida. Estaba cayendo de a poco en la depresión y ansiedad, se estaba consumiendo en su propio miedo. Pero Seungmin lo ayudó, lo incentivó a qué recibiera ayuda y siempre estuvo con él. Recuerda con amor cuando su bello novio lo acompañaba a sus terapias, como siempre lo esperaba y preguntaba por él. Siempre lo cuidó. Ambos se ayudaron mucho, porque Seungmin también tenía problemas, eran familiares y muchas veces estaba triste. Pero cuando era así, Hyunjin estaba ahí con él, haciéndole feliz.

Desde el día en que se conocieron, se enamoraron perdidamente del otro. Fue un amor a primera vista y el amor más puro y grande que ambos pudieron experimentar en sus vidas. Se amaban con locura, Hyunjin seguía amando a Seungmin y estaba seguro de que él, estuviera donde estuviera, también lo seguía amando. Seungmin hizo que la vida de Hyunjin, que era gris, fuera de color rosa. Con su amor, con su cuidado y con su linda existencia.

Muchas veces, Hyunjin había deseado morir desde que Seungmin se fue y había vuelto a caer en depresión. Pero no hizo nada para morir, a Seungmin no le hubiera gustado verlo morir de tristeza. El bello chico luchó mucho con él para que terminara muriendo porque no podía resistir.

Su novio no estaba con él, pero seguía siendo la fuerza de Hyunjin. Seungmin era la necesidad de vivir de Hyunjin, porque él y su recuerdo lo mantenían con vida. Hyunjin vivía por Seungmin, y aunque fuera difícil, él lo haría.

Porque desde que partió, prometió que cumpliría todos los sueños y metas que su novio había deseado cumplir. Los haría por él, y solo así, cumpliendo los sueños de su novio lograría morir, se permitiría morir. En recuerdo de Seungmin, en su memoria y por su felicidad, Hyunjin viviría sanamente, como él lo hubiera deseado. El primer paso para hacerlo era dejarlo ir, dejar ir a Seungmin y seguir con lo propuesto.

Entonces tomó la guitarra de Seungmin, la que cuidaba con amor, como si fuera lo más delicado del mundo. Y volvió a sentarse sobre su cama, acariciando sus cuerdas con cuidado. Desde hace tiempo, había aprendido a tocar la misma canción que Seungmin solía tocar para él. Era un regalo de cumpleaños, el que nunca pudo dar. Desde ese momento no se animó a tocar el instrumento, le traía tristes recuerdos.

Comenzó a tocar, sintiendo el vivo recuerdo de su novio volver a su lado, juró escuchar su voz y sin evitarlo volvió a romper en llanto, pero no estaba triste. Estaba feliz y su corazón volvió a sentir el mismo amor que hace tiempo no sentía. Hyunjin volvió a sentirse feliz.

La dulce melodía terminó, y como si fuera un remedio, Hyunjin ya no sintió dolor por la perdida de Seungmin. El recuerdo de Seungmin no debía doler, el recuerdo de su novio debía ser lo más hermoso del mundo, como lo fue él. Entonces, así lo recordaría, como el hombre más hermoso del mundo. Como el amor de su vida y como el bello ángel que era.

Hyunjin recordaría a Seungmin con amor, viviría por él y sería feliz por él.

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