|Capítulo 19|

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Lea

-¿Te divertiste?- le pregunté a Lucca mientras yo conducía.

-Me la pasé genial, esos niños son divertidos- sonrió.

-Lo son- afirmé.

-Vendré este mismo viernes, puedes venir si quieres- le sonreí.

-Tú avísame y yo vendré-

-¿Quieres pasar por algún lugar para comer algo?- dije mientras doblaba a la izquierda.

-Me gustaría un batido, ¿qué dices?-

-Vamos por un batido entonces- sonrió y también lo hice.

(...)

Compramos los batidos y ahora me encontraba caminando por la vereda junto a él, yendo a mi auto.

-¿De qué es tu batido?- pregunté.

-De caramelo, ¿el tuyo?-

-De fresas- hice una mueca- Está medio amargo.

-¿SÍ?- dijo con el ceño fruncido, acercándose a mí.

-Sí, si quieres puedes prob...- en menos de dos segundos, sus cálidos labios se movían delicadamente encima de los míos, dejando mi pregunta formulada a la mitad. Me sonrojé y correspondí a su beso, pasando mis brazos por encima de sus hombros, y él me acercó más a su pecho.

Lucca

-A mí me sabe dulce- dije cuando me separé de ella y no me refería al batido pero, le hice creer que sí. En realidad me refería a sus redondos labios. Mordí suavemente su labio inferior y vi cómo sus mejillas se tornaban de un color carmín.

-Entonces dame el tuyo- alzó una ceja de forma divertida. Me entregó su batido y yo le entregué el mío, del el cual tomó un sorbo.

-Mhm, está delicioso- gimió a la vez que sus ojos se cerraban y sentí mi polla despertar rápidamente ante ese hermoso sonido.

-No hagas esos sonidos, muñeca- gruñí bajito para luego tomar un poco de su batido. Se sentía un sabor amargo pero por alguna extraña razón, me gustó. 

Estaba delicioso.

-¿Qué sonidos?- preguntó inocente, frunciendo el ceño y a la vez su nariz. Viéndose tierna ante mis ojos.

-Olvídalo- sonreí mientras negaba con la cabeza.

-Este batido está delicioso, nunca lo había probado- bebió un poco más del batido.

-Ahora ya lo probaste- sonreí y ella asintió con una sonrisa.

Lea

Ya habíamos terminado nuestros batidos y ahora me encontraba conduciendo hacia mi casa, con Lucca a mi lado.

-¿A qué hora vienen Dante y Bruno?- dije para sacar tema de conversación.

-Recién son las tres y media de la tarde, ellos salen de la empresa a las ocho- hizo una mueca con sus labios.

-Ahorita que lleguemos a mi casa yo podría cocinar algo rápido y podría guardar la comida en un táper para llevarles- propuse.

-Eso estaría genial- admitió- Hay una cafetería ahí en la empresa, pero Bruno no come absolutamente nada de allí y tu comida le encanta, le va a gustar esa idea- sonrió sin mostrar los dientes.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora