Goma Vs. Felpa

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Sin duda ese no es lugar para un niño; pero él ahí estaba, parecía que hubiera nacido ahí mismo. Era una emergencia supongo yo, porque si no, no tenía ninguna otra razón para estar ahí... Era un lugar frio, aburrido, lleno de adultos malhumorados, siempre ocupados, y murmurando palabras incomprensibles en ese entonces.

Comenzó y siguió.

Eso también incluía a su madre. Los días que le tocó estar ahí, normalmente el niño se quedaba cerca de ella, en la cocina, a veces ese lugar se sentía mas cálido, mas "normal", aun cuando "normal" no existe; ese es el mito más difundido y nosotros bien lo sabemos. Y aun en la mundanidad de los sartenes, de que el peligro mas latente fuera el de estufas o cuchillos, absolutamente todo ser humano en ese recinto sabía que estaba caminando sobre un hielo muy delgado, abajo el infierno hirviendo, amenazando con desatarse a la primera grieta.

Pero era un niño a fin de cuentas de quien hablamos, y como niño era el mas inocente a eso que realmente se escondía en ese enorme edificio en que trabajaban sus padres. La fundación no tenía guarderías, alentaba a sus trabajadores a tenerles en estancias o guarderías ajenas...y en el remoto caso de tenerlas las tendría lo mas lejos que se pueda de cualquier sitio o instalación común a sus trabajadores. E igual como niño, tendía a contar historias fascinantes, historias que los demás no iban a creer, por lo que por conveniencia de la gente sus secretos al menos seguían seguros... supongo que por eso lo dejaron quedarse por unos días...

Pero como les he estado diciendo ese no era lugar para un niño, los pocos días que estuvo ahí no pude parar de preocuparme, aun cuando les cuento que pareciera que había nacido allí mismo, que ese era el verdadero lugar al que pertenecía... se paseaba con un aire señorial, pero a la vez risueño por los pasillos y salas de descanso. Mi niño era y sigue siendo tan inteligente que estoy 100% seguro que entendería por completo todo lo que pasaba en el lugar si se lo explicaban.

Fuera como fuera, quizá unos 3 días antes de que se marchara, pasó que por el rabillo del ojo había visto algo, las luces seguían siendo blancas, pero algo dentro mío me decía que debía actuar aun si no era nada. Tuve que hacerme presente, cayendo lo más suave que pude sobre su cabeza, rebotando ligeramente, un evento al azar. Aún puedo recordar una de sus suaves manos levantándome mientras con la otra sobaba su cabeza; por duda mas que nada, girando hacia atrás o hacia arriba, preguntándose de donde habría salido el patito de goma... simplemente apareció y me dedicó una sonrisa; en aquel momento supe mi propósito, por qué estábamos juntos. Él dio un paso hacia adelantes en sus conversse desgastados... y la grieta, las luces se volvieron rojas y un ruido terrible inundó su cabeza.

Todo fue demasiado rápido. Tanto que aproveché para irme con él, ni él ni yo supimos al final que sucedió... solo recuerdo que al final estábamos los dos a salvo. Desde entonces hemos estado juntos...

Esas últimas palabras fueron pronunciadas con cariño y añoranza, pausó por un momento para ver los ojos de los otros, que le recibían con frialdad, con cierta herida que no sabía que estaba picando.

—¿entonces solo quieres restregarnos en la cara lo que nosotros no logramos? — una voz indigna le pregunta.

—tal vez tú lo necesitas más a él que él a ti. — otra voz más sé le une. — ya no es un niño, es un hombre, estas siendo exagerado y sobreprotector.

—¿si hubiera pasado algo horrible ese día? ¿Cómo habrías podido evitar que le volviera a pasar otro niño? —seguía el interrogatorio.

No tenía con que defenderse de las acusaciones, eran ciertas hasta cierto punto, quizá después de todo, no eran iguales, por mas que sus niños los hubieran amado, y ellos amaran a sus niños... eran diferentes, y tal vez él no conocía su dolor, solo creía hacerlo...

—No nos apresuremos a juzgarlo...todos nosotros nos enfrentamos y perdimos nuestras batallas. — la voz serena de Bobo conducía a los demás a regular un poco de su ira. — pero jamás vimos el final de la guerra, y por lo que sabemos se termina en cuanto nuestros protegidos dejan de ser niños...

La calma que Bobo había pedido de sus colegas poco a poco, al menos en la mente del patito se iba sustituyendo por otras dudas que el oso gradualmente fue colocando en el aire al hablar de nuevo.

—Si está aquí y puede hablar con nosotros quizá es porque sin darse cuenta... ya falló con su misión.

Las palabras fueron contundentes, estaba a punto de decir algo para defenderse cuando la puerta se abrió y apareció él... alto y delgado, tomándolo mientras hablaba sonriente, pero a la vez nervioso.

—¡Que tonto soy!, dejé a este amiguito aquí. — su niño había vuelto por él, su niño seguía vivo para él, y él seguía para y por su niño. — qué bueno que volví si no se pudo haber confundido con las instancias nuevas, aunque hasta ahora todas han sido muñecos de peluche... nada de patitos de goma.

Exactamente, nada de patitos de goma por ende él no había fallado... ahí seguía estando su niño de ojos dorados, que más daba si había más líneas en su rostro, y vellos grises alrededor de sus labios, seguía siendo su niño, lo podía ver en sus ojos, y en la sonrisa que le dedicaba antes de meterlo a su bata de laboratorio. Antes de que salieran, escuchó a uno de ellos volver hablar, era una mescla rara de desdén y compasión lo que podía oír en su voz.

—O va a fallar... y entre más tiempo pasa, más duele. — supo que fue la rana, suave, verde brillante con un pañuelo de rayas blanco y negro en su cuello.

Iba siendo acariciado con el pulgar dentro del bolcillo y sabía que ya no estaban ahí, no había ningún hombre, solo su niño, solo el doctor... Estaba tan seguro de ello, aun así, palabras viniendo de almas tan heridas sin duda repercuten. Si ya había fallado ¿Cuándo? Por alguna razón no podía recordar mucho de su infancia ni siquiera su adolescencia, solo que siempre estuvieron juntos, ¿en su adultez? ¿En el momento que ellos lo "contrataron" y volvía a poner sus pies en el hielo delgado, a riesgo de caer? Tal vez eso era lo que debió de evitar... ¿o quizá cuando usó a ese presumido hombre, cegado por su locura y victima del destino de forma tan fría como dictaba su trabajo, conduciéndolo a su muerte?, Tal vez... ¿en esas noches en que le mira de forma diferente, como si él fuera otra cosa, otra persona, y hubiera vivido otra vida?... se preguntaba si esa vida era más valiosa que la que tenía, en comparación a esta.

Se sacudió todos esos pensamientos, no había fallado, no podía ya había pasado tanto tiempo, tanto peligro, y los dos seguían ahí, juntos, no había fallado y no iba a fallar, no había forma posible, no iba a fallar.

Por fin llegaron a su oficina, lo sacó del bolsillo y le dedicó una mirada antes de ponerlo en el escritorio, el doctor despreocupadamente revisando su correo, cuando su atención se avivó y poco a poco iba leyendo en voz alta:

—Hemos decidido, bajo una votación unánime, permitirle hacer una propuesta para destruir al SCP-682. Adelante, tómese un tiempo para asimilarlo. Suponiendo que haya recobrado el uso de la razón, le recordamos que debe documentar toda hipótesis e idea y entregarla a su supervisor quien nos lo hará llegar, en caso de que su propuesta sea rechazada deberá volver a sus actividades normales, en caso contrario le recordamos que su vida, y la de todos los que estén bajo su cargo estarán en sus manos. Esperamos noticias suyas lo más pronto posible. Consejo O5

No iba a fallar...

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Goma Vs Felpa || Relato de la Fundación SCP (no oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora