Caminaba tranquilamente con muchas golosinas en sus manos y bolsillos, en dirección a la oficina de su abuela, la directora de un gran hospital; cuando el sollozo de un niño en uno de los pasillos llamo su atención, curioso se acercó a este y el chico al sentirse observado rápidamente levanto su mirada.
Sus brillantes ojos azules se encontraron con unos profundos negros, instintivamente le sonrió al pequeño azabache que lloraba y se sentó a su lado ofreciéndole dulces.
—Quieres tengo muchos—dijo sonriente, a la par que ponía sobre las manos del otro chico todos los dulces que traía en sus manos.
El niño de cabello negro hizo una extraña expresión, parecía avergonzado y al mismo tiempo enfadado por la forma tan casual en la que se le había acercado.
—No me gustan los dulces—soltó y le devolvió los dulces, para después secarse rápidamente sus lágrimas con la mano izquierda.
—¿A quién no le gustan los dulces?
—A mí.
—Mmmmm, ¿por qué llorabas? te duele algo. Mi abuela trabaja aquí, quieres que te lleve con ella.
—No me siento mal.
—¿Entonces que tienes?
—Qué te importa... no seas metiche.
—Perdón, yo solo creí que podías necesitar ayuda.
—Ya vez que no—dijo el chico mientras se levantaba y abandonaba el lugar.
Abrió los ojos gracias al nítido sonido del monitor, resonando ligero en la blanca y gris habitación, al mismo tiempo que el olor antiséptico invadía sus fosas nasales.
Día tras día era lo mismo; y él se encontraba tan cansado de la rutina, que ya casi no encontraba las fuerzas para vivir.
Aquella alegría y mirada sincera, de sus primeros años de infancia, se había esfumado dejando solamente una gran melancolía.
Toda su familia le decía que tuviera fe, que pronto estaría nuevamente sano, no obstante, él creía todo lo contrario, su débil cuerpo estaba rechazando su trasplante de corazón y estaba seguro de que el nuevo no sería la excepción.
Soltó un suspiro gracias al sueño que tuvo, no solía recordar su niñez, sin embargo, el recuerdo de haber tenido un amigo llamado Uchiha Sasuke y el tiempo que compartió con él mientras la madre de este estuvo internada, antes de fallecer, era de los recuerdos más preciados que tenía y aún permanecía muy fresco en su memoria, como su primer y último mejor amigo, aquel al que le regalo su preciado reloj musical de bolsillo, que le había traído de Italia su abuelo.
Estaba perdido en sus propias cavilaciones, cuando en su habitación entro su abuela, seguida de su tía Shizune y sus dos residentes favoritas Sakura e Ino.
Checaron sus signos vitales, le administraron los medicamentos que le correspondían y salieron, dejándolo solo con su abuela.
—¿Cómo te sientes hoy?
—Acaso importa...de todas formas me estoy muriendo.
—Naruto, no digas eso, tienes que ser fuerte. Pronto tendremos un nuevo corazón para ti—le dijo su abuela acariciándole cariñosamente la mejilla.
—Y si mi cuerpo lo rechaza, al igual que este.
—Esta vez será diferente, no seas negativo.
Soltó un suspiro y asintió, aunque no creía las palabras de su abuela.
Por la tarde fueron a visitarlo sus papas y cuando estos se fueron, Sakura e Ino le dieron una rápida visita, las chicas eran seis años más grandes que él, pero aun así le era sencillo hablar con ellas.
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Siempre seré tu estrella (Oneshot)
FanfictionDe una estrella se ha desprendido un trocito hecho de latido. Un pequeño Oneshot sasunaru por el sasunaru day hispano, inspirado en siempre seré tu estrella de celtian. La canción no habla sobre una pareja, pero cuando la escucho pienso en sasunaru...