Prólogo

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Casinos Lux, uno de los mejores sitios de ocio de las Vegas, quiere expandir su negocio abriendo varios locales en diversas ciudades del estado y para ello ha lanzado un gran filete de carne en medio de un montón de hienas hambrientas.

No quiere decir que hayan hecho eso exactamente, sino que ha dado luz verde para una guerra de pujas entre los diversos estudios de arquitectos del estado, comenzando así una guerra entre ellos para la búsqueda del mejor postor, o en este caso el mejor diseño.

Este no es lo mío, suelo hacer el diseño de pequeños locales, salas o incluso celebraciones, pero nunca algo tan grande y estrafalario como un casino. Una motivación más para no querer hacerlo, pero aquí me encontraba, en la entrada de uno de sus clubs.

Asustada era poco para cómo me encontraba, viendo la cantidad de personas que había en la zona, demasiadas para mi gusto. No me gusta relacionarme con mucha gente, ni los espacios pequeños, pero este local no era para nada pequeño y yo debía de entrar ahí, entre ese túmulo de gente, para poder sacar alguna de idea de lo que los dueños querían para sus próximos proyectos.

Estaba cansada de que el Señor Deker, mi jefe, no valorara mi esfuerzo en cada trabajo en el que participaba, y quería demostrarle de que era capaz de superarme.

Además, necesitaba enfocarme en algo grande que me agotara, así no tendría que encerrarme en mi burbuja particular en la que me encontraba. Por eso me encontraba aquí, frente a este gran casino.

—¿Estás segura de que quieres entrar ahí? —me preguntó mi fiel amiga Kala mientras me miraba con el ceño fruncido— Estás muy pálida y eso no me gusta nada— me puso la palma de la mano en la cara—. Si quieres puedo entrar por ti y tomar fotos de lo que necesites, no es necesario que hagas esto si no te encuentras bien—negué rápidamente con la cabeza.

—No, no puedo hacer eso, no sabrás qué debes fotografiar— le dije mientras apartaba su mano de mi cara y la apretaba con fuerza— pero muchas gracias por acompañarme, no podría enfrentarme a tanto sola.

Kala sonrío y me apretó la mano para demostrarme que estaba conmigo.

—Cuando quieras, sabes que solo tienes que pedírmelo— se giró sin soltarme la mano y comenzó a andar hacia la entrada del casino—. Vamos a entrar anda, que aquí fuera se me están congelando los pezones— miré alrededor por si alguien la había escuchado, pero nadie nos prestaba atención. Negué con la cabeza y la seguí.

Kala era incorregible y no tenía filtro entre sus pensamientos y su boca, era todo lo contrario a mí y me encantaba. No se me dan bien las relaciones, por lo que ella era la portavoz de nuestro pequeño grupo. Kala ha sido una constante en mi vida desde que salí de la casa de mis padres. Nos conocimos cuando tuvo que hacer una entrevista a mi jefe para el periódico en el que trabajaba, hace ya cuatro años. Al principio no hablaba mucho con ella, pero era tan insistente como cotilla y terminamos siendo amigas. Era la única persona que conseguía sacarme de mi burbuja, como ahora mismo mientras entrabamos al Lux.

—He investigado un poco, el dueño del casino es Elton Cooper, de la firma de abogados Hall & Cooper— dijo mientras cruzábamos las puertas de cristal de la entrada—. Al parecer se está planteando la jubilación y quiere dejarle todo el negocio a su hijo, Zev Cooper. Lo que he podido encontrar de él es que tiene 27 años, es abogado y está comprometido con Julieth Williams, la mujer maravilla— dice con sarcasmo.

—¿Por qué es la mujer maravilla? — le pregunté mientras observaba el interior con detenimiento.

Era enorme, con un concepto de espacio abierto, debido a la ausencia de estructuras que imposibilitaran la visión de todo el salón. Se dividía por juegos, desde las máquinas tragaperras al entrar, hasta varias mesas de black jack y póker en el fondo, además de algunas ruletas de la fortuna distribuidas por todo el lugar. Justo al entrar, a la derecha, se encontraba la barra donde se podía ver a un barman atendiendo a los clientes, pero lo más impresionante estaba en el techo: una vista directa a la noche. Una bóveda de cristal de la que colgaban diversas lámparas de araña con miles de pequeños cristales. Era increíble y muy lujoso.

El sabor de tus lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora