Sweet Help

Haber permanecido la mayor parte del día en su habitación sin que alguno de sus hermanos reclamase por ello era un logro, uno del cual habría dudado que fuese posible hasta ahora.

Si bien casi siempre deseaba algo de paz y que ninguno de ellos viniese a interrumpirlo, también se sentía muy extraño que ni siquiera Raphael haya venido a ver por él. Se preguntaba si realmente esa dichosa fiesta que se estaba realizando en el gran salón los había distraído lo suficiente como para que olvidaran su existencia.

Hoy, según el calendario, debería ser el días más movido y alegre del año, después de Navidad y los cumple años de cada miembro de la familia. Sería uno de esos días en los que sus hermanos y su padre se reunirían, pero los planes para este año salieron totalmente diferentes. Lou se había ido a un compromiso "súper hiper mega importante" con ese tal Draxum, y había permitido que sus irresponsables hijos organizaran una fiesta de Halloween que estaba resultando en una tirada de casa tremenda.

El ruido de los altavoces y el gentío eran ridículamente insoportable, actuaban como si jamás hubiesen participado en una fiesta, y aquello lo había puesto de peor humor ahora.

Había releído el mismo párrafo del texto que estuvo escribiendo en su laptop y ninguna palabra podía hacer sentido real en su mente. Este proyecto de química cuántica debería ser pan comido para él, pero tener tanto ruido a su alrededor pegándole y rodeándole como la Tierra al Sol lo habían desorientado totalmente de lo que estaba haciendo.

Soltó un quejido pesado y bajó la tapa de su laptop con un leve ceño fruncido marcado en su rostro. La ineptitud en sus trabajos no era algo que aceptase ni mucho menos que lo caracterizasen, por algo tenía el mejor promedio no solo en su grupo, sino también en su instituto entero, sin embargo, ni el mayor genio de este mundo podría trabajar con este nivel de estrés encima.

Tiró para atrás algunos mechones de su cabello castaño que habían bajado lo suficiente para estorbar su vista, cuando su teléfono vibró junto al pequeño tono de entrada de un mensaje. Miró por unos segundos el móvil, antes de tomarlo en manos y desbloquearlo con su huella digital; entró a la aplicación de mensajería, revisando el chat reciente.

"vienes???"

Torció los labios ante el mensaje de Leonardo. No habían hablado en todo el día, y de pronto pregunta por él a través de un mensaje en vez de ir a buscarlo personalmente como lo haría de costumbre.

Se quedó mirando a la pantalla pensando en ello. No tenía intención de ir a esa dichosa fiesta de disfraces.

No había alguna razón en especial, simplemente no le atraía Halloween al considerarla infantil, después de todo, la primicia de la noche de brujas siempre solía ser sobre los dulces que recibían los infantes. Siempre había sido el "Grinch del Halloween", como le había apodado Michael.

"Me abres la puerta???"

Donnie parpadeó un par de veces, había dejado pasar un rato sin contestar y otro mensaje había aparecido. Enarcó una ceja con confusión cuando lo leyó.

Segundos después despegó la vista de la pantalla y dirigió su atención a la puerta de su habitación, ¿Leo estaba afuera?

Dudando un poco, dejó el dispositivo en su escritorio y se levantó de la silla giratoria para acercarse a la puerta.

La figura de Leon se encontró del otro lado de la entrada, y sin esperar una reacción ingresó al cuarto como si la invitación de Donnie sobrase ahí.

Estuvo a punto de reclamar por ello, cuando de repente su atención recayó en lo que ese chico llevaba puesto encima.

No estaba seguro de dónde lo había sacado, pero Leo llevaba el famoso traje de Lou Jitsu, aquel celeste apretado que no dejaba absolutamente nada a la imaginación.