Dos semanas después tocaron el timbre de mi casa, estaba en clases, así que decidí levantarme rápido y salir a mirar, pero cuando abrí la puerta no había nadie, solo había una caja a fuera, eso hizo que me preocupara, pero una parte de mi sentía que tenía que ver con Emma, así que abrí la reja, salí a revisar la calle, pero no había nadie, como de costumbre, así que solamente tomé la caja y cerré mi casa; regrese a mi habitación, y estando ya en mi escritorio empecé a abrir la caja, y tenía razón, era sobre Emma.

Dentro de la caja venía una carta, leche y juguetes, tomé la carta algo preocupada pero decidí ser valiente.

-Hola Sarah, eres una increíble madre, te lo agradezco. Esperando que te encuentres bien quería decirte que era el momento de conocernos y platicarte toda la historia, espero que puedas asistir hoy al restaurante "Florentino", a las 7 pm, te juro que te explicare con detalle todo. Espero que estés ahí presente, te dejo algunas cosas para Emma.- Mi piel se erizo al terminar de leer la carta.

Mire a Emma, estaba acostada en su cuna mientras jugaba con uno de sus juguetes, sonreí y decidí marcarle a mi madre que estaba trabajando para contarle la situación.

-Hola mamá-. Lo dije algo sería.

-¿Qué pasa hija? ¿Sucedió algo con Emma?-.

-No, pero llego otra carta, y quiere que nos reunamos en el restaurante "Florentino", a las 7pm y pues quisiera ir, probablemente no sea lo mejor, pero creo que debemos enfrentarla y que nos cuente todo-.

No te miento, terminando de hablar hubo un silencio.

-Está bien, saliendo de trabajar vamos-.

-Okay, arreglare a Emma, pero no dejaré que me la quite-.

Terminando la llamada continué con mis clases, y 1 hora más tarde terminaron, así que decidí pararme y tomar a Emma, ella me sonrió y le deje un beso en su frente, ella me agarro el rostro y se impulsó, se acercó a mí y me dio un beso, no te voy a negar que hizo mi corazón latir al 100%, así que sonreí y me puse a jugar con ella un rato.

Dio la noche y mi mamá llego del trabajo, se cambió rápido de ropa, Emma y yo ya estábamos listas, así que la esperamos en lo que terminaba de arreglarse. Cuando termino salimos de la casa y nos dirigimos al restaurante, el camino hasta el restaurante contenía un silenció incomodo, supongo que era por los nervios de conocer a la madre de Emma y el porque nos la fuera a quitar, y siendo sincera haría todo por evitarlo.

La pequeña de ojos azules se ha convertido en mi mundo entero.

Al llegar al restaurante buscamos a una señora sola en alguna mesa, y al encontrar a la única señora sola nos acercamos y se levantó, trago en seco y noté que Emma heredó sus increíbles ojos, era obvio que ella era su madre, no había forma de negarlo, así que nos invitó a sentarnos y miro a Emma, sonrió y se le soltaron unas cuantas lágrimas, que ella rápidamente limpio.

Segundos más tarde mi madre y yo nos presentamos, ella se presentó como Estefany, le comenté que tenía un lindo nombre y me sonrió.

-Sé que probablemente me odian pero en verdad debo explicarles todo y ahora es el momento indicado-. Asentí y ella respiro profundo.

-En mi trabajo no me querían embarazada y tampoco con hijos, mi marido me quería abandonar y mi familia me iba a dejar de apoyar, y es irónico soy una adulta ya, debería estar formando una hermosa familia, pero todo lo que ocupaba eran ellos, así que en el momento en que supe que estaba embarazada quise abortar pero decidí esperar a que ella naciera para poderla dar en adopción, pero fue ahí cuando apareciste tú, te vi con una bebe, la cuidabas y la querías demasiado, y eres tan joven que me sorprende el instinto maternal que tienes, así que desde ese momento supe que tu debías ser la indicada, así que te vigile y cuando Emma nació supe que debías ser su madre, la real, la que la amara, la protegiera y la hiciera feliz, por mi lado yo no lo sería probablemente yo me estaría lamentando u odiándola por tenerla, y no quise eso, así que te la deje a ti, y sé qué haces un gran trabajo en ello-. Mi madre y yo la miramos sorprendidas y sin palabras-.

-Sé que no es una excusa pero he trabajado duro por mi trabajo y mi marido no me importa tanto, pero no podía estar con ella si me estaría arrepintiendo toda la vida, y sé que probablemente te arruine la vida, eres una adolescente pero harás mejor trabajo que yo, y sé que está en mejor manos que en vez de estar con alguien más, confió solo en ti-.

Siendo sincera se me hizo la excusa más tonta, ella lo tiene todo y quiere abandonar a su propia hija, que estúpido, pero ya tenía yo a Emma y no podía dársela nuevamente.

-Estefany, lo dijiste tu soy una adolescente y me haré cargo de una bebe que no es mía, y apenas mi vida va comenzando, la tuya ya está en la cima y decidiste abandonarla, no logró aceptarlo pero no te daría a Emma de vuelta por nada del mundo, le diste y seré su madre legalmente.- Ella asintió

-No te la quiero quitar, créeme que no, quiero que después de esta cita ya no nos veamos más, tienes la tarjeta donde podrás tener el dinero para todo lo que ella ocupe y cuando ella entre a la escuela la pagaré yo, porque si el día en que tu decidas decirle probablemente no me odie porque yo le pague todo-.

-Y eso lo agradezco demasiado, esa tarjeta la usaré para todo lo que ella quiera y acepto que no la quieras ver, a mí solo me interesa saber cómo le haremos con sus papeles, tienen que ser legales y tienen que estar a mi nombre, así podré inscribirla en la escuela-.

-De hecho solo ocupo tu información y ya, trabajo en el gobierno así que puedo hacer esos papeles legales y por ahora solo tendrá mi apellido materno, y el tuyo-. Asentí aceptando aquel trato.

Siendo sincera quise aceptar el trato para que el día en el que yo me casé pueda cambiarle el apellido de su verdadera madre y ponerle el de mi pareja, aparte no le pondría ambos apellidos porque en lugar de ser mi hija sería mi hermana,¿ y no quiero eso.

La felicidad de Emma va primero que todo.

Nos invitó la cena y estuvo un rato con Emma, platicamos y un rato más tarde decidimos irnos a casa, Emma estaba cansada y yo no quería verle más la cara a Estefany, me sentía algo decepcionada con su historia pero debía aceptarla, y lo que estoy segura es que no creo decirle a Emma la verdad, o al menos no ahora, probablemente cuando este muy viejita y me quede poco de vida.

Llegamos a casa y mi madre se veía algo molesta, era entendible pero ya estaba el trato hecho y debíamos mantener el secreto siempre.

Los secretos más oscuros se supone que deben ir hasta la tumba.

A la mañana siguiente al terminar mis clases me llegó una llamada de mi padre decidí atenderla.

-Hola, ¿Cómo estás?-.

-Hola hija, muy bien y ¿Emma y tú?-.

-Emma feliz como siempre y yo estoy bien, pero conocí a la mamá de Emma anoche y me dio su historia, la verdad se me hace muy tonta pero en cierto punto aceptable.

-¿Por qué?-.

Le conté toda la historia.

-Eso explica mucho, solo puedo decirte que no la odies y ni la juzgues, solo déjalo pasar y sé feliz con Emma, debes darle toda la felicidad que ella ocupe, porque si un día se entera de la realidad no te odiará por hacerla feliz y estar para ella, solo odiará a su real madre, así que no te preocupes cariño.- Sonreí levemente.

Mi padre tenía razón, probablemente Emma me odie pero no me odiara tanto como a su real madre, y eso me deja un poco más calmada.

Terminando la llamada con mi padre deje que Emma jugara con sus juguetes nuevos mientras yo limpiaba un poco mi habitación y terminaba con mi tarea, siendo sincera termine rápido, pero aun así no evitaba que estaba cansada, ser madre es algo difícil pero lindo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 06, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La estrella que me ilumina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora