Con ayuda de unas tijeras de podar, fabrico una muñeca de madera y paja para poner encima de la hoguera. Cada año representamos a alguien de la familia y este año le toca a mamá. Pinto la paja amarilla con pintura y con una bolsa de tela rellena de paja hago la cabeza. Le pongo la paja amarilla como pelo y añado el cuerpo fabricado anteriormente con ramitas y leña. Está bastante bien, así que la pongo coronando la hoguera. Se supone que mamá tendrá 2 años de buena suerte, según la tradición. Papá me sonríe y me da un fuerte abrazo. Se lo devuelvo y me voy dentro de casa.
Las horas pasan rápido. Voy a pasear en bici con Vicky, mi mejor amiga, como en la playa con ella y vuelvo a casa mojada y llena de arena. Me ducho y espero con ganas la deseada hoguera. Para matar el tiempo leo por septuagésima vez Alicia a través del espejo. Es un libro donde el ingenio y la locura se dan la mano. Me encanta.
A las once en punto nos reunimos en el jardín. Es tradición reunirse una hora antes de la medianoche para toma sorbete de limón y preparar la hoguera. Papá echa unos cuantos leños más alrededor mientras que tararea. Mamá parece algo inquieta. Yo sé por qué es. Rose no ha salido de su habitación y teme que se pierda la celebración más importante.
. Suspiro y entro corriendo en casa. Son las once y media según el antiguo reloj de pared de la cocina así que debo darme prisa. Subo los escalones de dos en dos. Al llegar a su habitación toco la puerta y entro. La habitación está sumida en el caos: la silla tirada en el suelo, hay ropa esparcida en la habitación y la cama esta revuelta y le faltan la mayoría de las sabanas. En medio de la cama, debajo del edredón, hay un bulto que se estremece y solloza. Enciendo la luz y me acerco a la cama. Rose es preciosa. Sus ojos son del azul más bonito y su pelo rubio es sedoso y largo. Pero en estos momentos parece otra persona. Tiene el rímel corrido por la cara, los ojos bañados en lágrimas y el pelo enmarañado.
-Rose-susurro, incapaz de comprender- ¿Qué ocurre?
-¡Vete! No quiero hablar-lo dice con una voz rasposa y sin vida. Se da la vuelta y espera a que me vaya, pero lo acabo de comprender. Todas esas noches sin dormir, hablando con alguien, son las causantes de que mi hermana esté así.
-Rose, ¿qué te ha hecho él?
-¿Cómo lo sabes?-susurra mirándome con los ojos desorbitados.
-Se te oye hablar por teléfono todas las noches-respondo- con un poco de lógica de das cuenta deque una chica no puede hacerte tanto daño. Soy pequeña, pero no idiota.
- Vale, tienes razón-suspira- se llamaba Patrick y era el amor de mi vida- vuelve a suspirar-. Sin embargo, hoy por la mañana me llama y me dice esa típica frase que…
- No es por ti, es por mí - digo cómo una autómata. He consolado a Vicky al menos veinte veces. Sé de lo que está hablando- . ¿Y ya está?
- ¿Cómo que ya está? –Balbucea.
-Sabes de lo que hablo. ¿Vas a desperdiciar tantos días de tu vida a llorar y echar de menos a ese pringado? Pues no te entiendo- me mira y se sorbe los mocos- Mírate, eres preciosa. Si alguien te rompe el corazón, toma pegamento y arréglalo. Si alguien te hace sufrir, sonríete y diviértete. Si echas de menos a alguien recuerda que hay millones de personas en el mundo. Y recuerda que vida sólo hay una vida, y si la malgastas se va.
La habitación se queda en silencio. Entonces oigo algo, un extraño silbido que sale de la garganta de Rose. Está conteniendo la risa, pero no puede más y estalla en gloriosas carcajadas. Se ríe sonriente y me abraza.
-Hermanita, tienes razón.-dice mientras se levanta- . ¿Me dará tiempo a asistir a la hoguera?
-Por eso estoy aquí. Vamos péinate y lávate esa cara. Mientras buscare algo de ropa
Se mete al aseo mientras abro su armario. Al final opto por un bonito vestido azul y unas sandalias marrones. Se lo doy y en cinco minutos esta lista. Bajamos las escaleras.
-Mmm…Jez-dice sonriendo- , gracias por animarme y consolarme.
- No hay de que-respondo- . ¿Nos subimos al árbol cómo cuándo éramos pequeñas?
- Vale- me sonríe y me toma de la mano.
ESTÁS LEYENDO
Criaturas Cambiantes
FantasyMe llamo Jez, y no soy normal. Eso lo he sabido desde pequeña, pero ahora que alguien ha asesinado a mi madre, no me voy a quedar de brazos cruzados. Sin darme cuenta acabo de meterme en un juego peligroso entre dos bandos: Por un lado os Cambiantes...