ESCAPE? ROOM (OS Ragoween)

I

👻🎃 ¡Feliz Halloween! 🎃👻

TW: ansiedad, muertes (no muy gore pero algo explícitas) y un terror al nivel de los capítulos de Halloween de Disney Channel 😂

Ojalá lo "disfrutéis" 🖤

🗝️🗝️🗝️

Despierta de golpe, cogiendo una gran bocanada de aire. Algo desorientado, observa todo a su alrededor, pero su vista —aún algo borrosa— y la luz tenue que ilumina vagamente la sala, le impiden sacar nada en claro. Parece que está en una cama, algo incómoda a su parecer, situada en una habitación bastante pequeña. A los pies del colchón puede distinguir un retrete bastante descuidado. Se obliga a contener una arcada cuando cree ver una cucaracha asomarse a darle los buenos días.

O buenas noches, más bien, pues su reloj marca las 22:48h.

Harto de resignarse a no hacer nada, Raoul se incorpora en la cama, dispuesto a salir de ese sitio tan pronto como sea posible. Y en un propósito se queda cuando descubre que unos grilletes unen su pie izquierdo a una de las patas de la cama.

La respiración se le agita, siendo consciente de que no tiene ni la menor idea de donde se encuentra y que, para colmo, ni siquiera puede levantarse para huir de ahí. El silencio sepulcral le resulta ensordecedor, pues no hace más que recordarle que parece estar solo en esa pesadilla hecha realidad y en una fecha tan irónica como significativa. 

Esa misma noche, 31 de octubre, recuerda haber salido de casa con el propósito de reunirse con sus amigos para celebrar Halloween y poco más. Un frenazo de una furgoneta a su lado, todo tornándose negro de repente y ahora... bueno, ahora resulta que está ¿secuestrado? en una especie de celda como si fuera un criminal. Es entonces cuando empieza a sentir el hormigueo invadiéndole hasta la punta de los dedos, logrando que un temblor demasiado conocido se instale en sus manos. Cierra los ojos intentando serenarse. Un ataque en estos momentos no puede hacer más que empeorar la situación. Necesita distraerse para no empezar a hiperventilar, pues siente como el aliento empieza a no ser suficiente y como la ansiedad se aferra a su cuerpo hasta calar sus huesos.

Se obliga a contar, contar siempre le ayuda. Cuenta los barrotes de la celda abierta a conciencia, sabiendo que no puede salir por mucho que lo intente; cuenta las grietas de la pared, que no son pocas; y cuenta las rayas de su jersey, aquel que compró a propósito para disfrazarse hoy mismo de Freddy Krueger. Cuenta todo lo que puede hasta que un grito consigue erizarle incluso el último bello que crece en su nuca.

Un grito que conoce a la perfección.

—¡¿Nerea?! —Pregunta el chico sintiendo como su mandíbula se aprieta de más al cerrar la boca de nuevo. Suele pasarle cuando se tensa.

—¡Sí!

—¿Raoul? —Le sigue una voz suave y bien conocida por él, aunque más grave de lo normal, como si estuviera amortiguada por algún motivo.

—¡Ago! —Exclama algo más aliviado el rubio, sabiéndose acompañado por dos de sus mejores amigos.

—¿Alguien sabe qué coño está pasando? —Suelta con desesperación, casi como un rugido, la voz que Raoul sólo puede enlazar con la de Miriam.

—¿Tú también estás aquí?

—¡Y yo, cabrones! —Grita con un marcado acento malagueño la restante del grupo.

—Pero...

—No creeréis que...

—Ha empezado —sentencia Nerea algo más calmada.