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“Desde el primer momento que te vi, supe que te quería a mi lado para siempre”.




Jimin jamás se considero una persona importante, mucho menos alguien que llamara la atención de manera tan alocada. Siempre buscó la forma de pasar desapercibido y evitar por todos los cielos, meterse en algún problema; y aquello estaba muy lejos de cumplirse.

Nunca faltaban los pares de ojos puestos en él, pues con sus 17 años y 1.62 de altura, era muy difícil.

Las personas lo miraban como alguien interesante, un chico de mejillas sonrojadas y muy grandes junto aquellos labios abultados color cereza. Park Jimin era, lo que se podría considerar, un Omega perfecto, si estuviesemos en un Omegavers.

Era lindo por dónde lo vieras y aquella altura solo lo hacía lucir adorable. Pero había algo que no podíamos negar.

Aquel chico de ojos avellana era muy torpe, en un nivel increíble.

Sus zapatillas blancas resonaban con fuerza por los pasillos de aquel instituto, con libros en manos corría para intentar llegar a tiempo a su primera clase. Le gustaba la puntualidad y pese a que estaban a 30 minutos de comenzar, él no quería que le ganasen su asiento preferido.

Por supuesto que no.

–Mas r-rápido Mimi...– murmuró para si mismo limpiando las pequeñas gotas de sudor que comenzaban a crearse en su frente cubierta por su cabello.

Suspiro y mordió su labio inferior, su concentración se esfumó al ver una linda mariposa al otro lado del gran ventanal, sus pupilas se dilataron y sonrió en dirección al colorido ser vivo.

Y entre tanta sonrisa y emoción de por medio, no se percató que alguien venía aún más distraído que él y su cuerpo terminó impactándose con algo duro, provocando que sus libros cayeran al suelo.

Jimin estuvo a segundos de tener el mismo destino que los útiles, pero unas grandes manos se aferraron a su cintura, evitando que sus mejillas traseras dolieran por el impacto.

Sus mofletes hirvieron al percibir un cosquilleo en su cuerpo y aquella loción tan fuerte y varonil. Sus pequeñas y regordetas manos tomaron con fuerza los bordes de la chaqueta de la persona que aún tenía su cuerpo entre sus extremidades.

–Carajo...–

Jimin juró jamás haber escuchado una voz tan gruesa y rasposa como la de aquel sujeto, su cuerpo tembló al igual que sus labios y sus ojitos se cerraron con fuerza.

Pronto su anatomía experimento un frío espantoso y cayó en cuenta de que habían soltado su cintura.

Lamentable.

Pensó.

Alzó la vista y dió con el pecho robusto cubierto por prendas oscuras, sus pupilas temblaron y sus ojos subieron más y más hasta por fin conocer el rostro de la persona que lo había salvado.

En aquel momento se sintió pequeño al estar frente al chico de piel levemente bronceada, para Jimin, él era gigante, ni siquiera llegaba a sus hombros. El aura que desprendia aterraba por completo aunque su rostro se viese desinteresado.

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⏰ Última actualización: May 02, 2023 ⏰

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